Rabino ortodoxo y homosexual rompe tabúes

Rabino ortodoxo y homosexual rompe tabúes

Foto Archivo

El rabino Ron Yosef, de 38 años, logró romper un tabú en el cerrado mundo religioso en el que se mueve declarando abiertamente que es homosexual.

La prohibición de la homosexualidad se remonta al Levítico, uno de los cinco libros de la Tora que califica como “abominación” el acto sexual entre dos hombres, pero según Yosef, “uno puede ser a la vez homosexual y practicante”.

Este autodidacta, con un diploma rabínico expedido por las autoridades ortodoxas, fue consciente desde muy joven de su homosexualidad, pero se negó a abandonar la religión, como hicieron muchos en su situación, y a acabar en Tel Aviv, conocida como la capital gay de Oriente Medio.





“Con 30 años, conseguí estar en paz conmigo mismo decidiendo que podía ser ortodoxo y homosexual, mientras que muchos de los religiosos en mi situación se fueron”, explicó.

En 2008 fundó una página web para ayudar a otros judíos religiosos homosexuales que poco a poco se está transformando en asociación.

“Hemos querido sensibilizar a la comunidad religiosa de este fenómeno y brindar apoyo a los religiosos gays, permitiéndoles que concilien su doble identidad”, cuenta.

Ahora, cuatro años después, se alegra de haber “roto el muro del silencio en el mundo religioso”.

Más de 6.000 homosexuales religiosos acudieron a su asociación. “Hod” (acrónimo en hebreo de homosexuales-religiosos) se ha fijado como objetivo principal “conducir el debate público sobre la homosexualidad en el mundo religioso”.

“No queremos renunciar a nuestra identidad religiosa ni abandonar nuestra identidad homosexual”, se lee en la página de acogida de la web de la asociación.

Hod recibió el apoyo de más de 150 rabinos ortodoxos, pero Ron Yosef no es bienvenido en todos los círculos ortodoxos.

Desde que lo hice público en 2009 “recibí amenazas, pero de forma general, me sorprendió la buena acogida que tuve en la esfera religiosa”, afirmó.

Instalado en un barrio religioso de la ciudad balnearia de Netanya, al norte de Tel Aviv, Ron Yosef sigue dando clases de judaísmo y ocupándose de sus fieles. Unas 50 familias frecuentan la sinagoga de la que él se ocupa.

“Cuando di a conocer por primera vez mi homosexualidad, estaba dispuesto a dimitir, pero decidieron quedarse conmigo”, recuerda.

Lo que le molesta es que algunos rabinos intenten “liberar” a los religiosos de su homosexualidad.

El rabino Shlomo Aviner, una autoridad rabínica de primer orden, dirige desde hace más de 10 años Atzat Nefesh (“Consejero de almas”), una asociación que milita por que “los religiosos con tendencias homosexuales vuelvan al camino recto”, según su página internet.

“No pido a los rabinos que autoricen lo prohibido, sino que hallen respuestas para los que quieren seguir siendo religiosos”, afirma Yosef, para quien Atzat Nefesh es “una asociación peligrosa”.

Al contrario de otras asociaciones religiosas ortodoxas, los miembros de Hod no participan en los desfiles gays.

“Queremos integrarnos en la sociedad sin hacer resaltar nuestras diferencias sexuales, sino haciendo que todos las acepten”, explicó el joven rabino.

Vive con otro religioso pero no se muestra en público con él. No quiere –dice– dar protagonismo a su identidad sexual y además opina que “la vida de algunos homosexuales agrupados en comunidades se parece a la de los judíos ultraortodoxos que viven en guetos”. AFP