Emilio Nouel: Derecha, izquierda y el gran maelo

Emilio Nouel: Derecha, izquierda y el gran maelo

La BBC ha titulado, en relación con el encuentro entre el presidente peruano y Barack Obama: “Humala, ni de izquierda ni de derecha”, y en el texto de la nota se dice que el llamado “Chavez peruano”, podría ser catalogado de “centro pragmático”, habida cuenta de la política adelantada estos años, que ha colocado a su país entre los que más crecen y se desarrollan en la región.

El rótulo de la BBC es muy sugerente y con seguridad dará pie a muchos análisis.

A propósito, y que me corrija Cesar Miguel Rondón o Reinaldo Rásquin, pero recuerdo una frase de una de las canciones del Sonero Mayor, Maelo, conocido en los bajos fondos como Ismael Rivera, en que el cantante dice que su música no está a la derecha ni a la izquierda, sino en el  centro de un tambor bien legal.

Si en la evocación anterior no yerro, ella me permitirá hacer algunos comentarios sobre ese parteaguas político tajante que nos sigue determinando a la hora de caracterizar a la gente.

Como es sabido, el de derecha es comúnmente catalogado de personaje, por definición, malvado, elitista, conservador, facho, retrógrado, pitiyanqui, partidario del capitalismo salvaje y amigo de los ricos. Al de izquierda le acompaña una calificación muy favorable: está con el progreso de la humanidad, quiere al pueblo y su bienestar, es popular, socialista, antiimperialista, no tiene defectos, porque ser de izquierda lo dice todo, le da superioridad moral sobre el primero.

Así, atribuir a alguien una condición de derechas es echar sobre él el sambenito de que es mala gente, enemigo de todo lo bueno. Decir de alguien que es de izquierda es extenderle un pasaporte de bonhomía, de prestigio político.

Los contenidos de esta división política, a mi juicio, son engañosos. Simplemente, porque son falsos.

Sabemos de dónde viene esta clasificación; de la Asamblea Constituyente durante la Revolución francesa, en la que las facciones políticas en competencia se sentaban a un lado y otro del recinto. De cara al Rey, los más radicales a la izquierda y los moderados a la derecha.

Y esta división se ha mantenido hasta el día de hoy.

A mi juicio, mantener esa línea divisoria, ese dilema, en el presente, no tiene sentido alguno, es un anacronismo sobre todo cuando hablamos de problemas prácticos de nuestras sociedades.

Enfoques y políticas que en tiempo pasado eran consideradas de derechas, de liberal-conservadoras, hoy son asumidas sin  mayores miramientos, por los que se llaman de izquierdas. Los liberales, en funciones de gobierno, han incorporado a sus propuestas, medidas de carácter social contempladas en programas de izquierdas.

De modo que tales compartimientos ideológicos estancos se han ido diluyendo progresivamente. Los fundamentalismos y dogmatismos conspiran contra las soluciones prácticas que exige el mundo actual. No es raro encontrar un socialista que defienda el mercado capitalista o un liberal que reconozca la necesidad de programas sociales.

¿Acaso Deng Xiaoping no dijo que ser rico es glorioso, una blasfemia viniendo de un comunista?

Por otro lado, el socialdemócrata Tony Blair declaró en una ocasión que no hay política económica de izquierda o de derecha, sino políticas económicas que funcionan y otras que no.

Visto lo visto, quien escribe estas líneas tiene razones suficientes para acompañar al filósofo polaco Lezek Kolakowski, quien, al ser inquirido sobre si él, políticamente hablando, era de derecha o de izquierda, respondió al periodista que estaba en un punto a la extrema derecha de la socialdemocracia y a la extrema izquierda del neoliberalismo, es decir, en el mero centro ideológico. Ubicación político-topográfica, como habría dicho el historiador venezolano Manuel Caballero, que equivaldría al centro del tambor bien legal del que hablaba nuestro admirado salsero portoriqueño, Maelo, que Dios tenga en la gloria.

 

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com

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