Federico A. Black: ¡Hundidos en la miseria!

Federico A. Black: ¡Hundidos en la miseria!

Confieso que solamente colocar el título a este artículo ha sido un problema, porque no había letra colocada que en conjunto sonara demasiado fuerte para expresarme sobre nosotros, los venezolanos. Y es que el tema es considerablemente fuerte, triste y no se puede camuflajear en un título suave.

El pasado viernes en Caracas, un camión que transportaba cajas de carne refrigerada chocó y quedó atascado bajo el puente de Los Ruices en la autopista Francisco Fajardo generando un serio caos vehicular, pero la cola sería lo de menos.

Personas que viven en las cercanías, salieron de sus casas a saquear la carga (carne) que transportaba el camión, y que luego se le sumaron cantidad de motorizados que circulaban por la importante vía de la capital. En un momento, se presentaron efectivos de la Policía Nacional Bolivariana logrando detener momentáneamente el acto delictivo, el saqueo a una propiedad ajena, pero la calma no duró mucho porque llegaron más y más motorizados para terminar de saquear el camión y como si eso no era suficiente ampliaron su botín hacia los conductores que estaban atascados en la cola producto del camón bajo el puente.





Lo más lamentable de todo, no es el saqueo y robo a los conductores (que ya sería suficiente caso anárquico) sino que mientras estas “personas” se hacían de una carne ajena, en cantidades que posiblemente fueran poco manejables para ellos…es decir, que no necesitaban, el conductor del camión agonizaba en la cabina del mismo producto del choque. Debido al número de motorizados y personas delinquiendo la policía no lograba contener a la marabunta que solo se ocupaba de su botín mientras a escasos metros de ellos, un ser humano, Carlos Anaya de 42 años estaba a punto de morir. Y lo hizo… ¡murió!

¿En qué punto nos desviamos tanto? ¿Cuándo ocurrió esta desgracia social en la que un trozo de carne vale más que una vida humana? ¿Qué debemos hacer para finalizar esta anarquía que nos está carcomiendo como sociedad?

Estamos carentes de valores, de principios, porque a pesar que vivimos en una “Estado socialista del siglo XXI” lo que importa es el dinero, el poder y subir sin importar a quien se pisa en el camino. Es más importante en las escuelas públicas enseñar quién fue Hugo Chávez que los valores de hermandad y respeto que alguna vez nos caracterizaron.

Quienes deben administrar justicia, administran de todo menos lo que les corresponde porque “no se pueden quedar fuera de la jugada”. Los delitos tienen tabuladores de precio y dejan en libertad a la mayoría de los delincuentes que las policías detienen en flagrancia (cometiendo el delito) porque además a la flamante Ministro de Asuntos Penitenciarios se le ocurrió que debía vaciar las cárceles sin considerar a quienes se le daban o no los beneficios y además, como autoridad tienen que pedir permiso para ingresar a centros penitenciarios porque son dominados por los delincuentes que ahí habitan y por el poder que manejan ya no les interesa salir. Ahí están más tranquilos, seguros y con todos los beneficios; tanto así, que el gobierno nacional tiene que negociar con ellos.

En Caracas ingresan a la morgue de Bello Monte un promedio de 13 cuerpos (que el viernes los acompaño el de Carlos Anaya, conductor del camión chocado), pero el gobierno se ofusca en perseguir a Emilio Lovera y Rolando Salazar porque a uno de los genios gubernamentales se les ocurrió que como ellos imitan también al Comandante “supremo” debían montar lo que se conoce como un “pine” para distraer la atención de la población ante la crisis que se avecina.

Para engordar la lista de quienes viven en la anarquía, no podemos dejar por fuera a los “raspa tarjeta” que se hacen de unos cuantos miles de dólares a tasa preferencial para luego venderlos en el mercado paralelo a casi 10 veces su valor.

Esos tramposos de buen vestir lo único que logran, es que el gobierno imponga cada vez más controles y perjudicar quienes necesitan de sus dólares Cadivi para poder tomarse un tiempo al año y viajar, porque hacerlo con el paralelo sería algo absolutamente imposible. Nuevamente, se impone el “yo” ante el nosotros, como se impuso el entre quienes dejaron morir a Carlos Anaya para agarrar un poco de carne.

Tenemos muchas cosas por revisar como sociedad y en muchas de ellas… no tiene que ver el gobierno. Los valores se aprenden en casa y es lo único que a fin de cuentas nuestros padres nos dejan para poder seguir en la vida.

¿Cambiamos?

Federico A. Black B.

@FedericoBlackB