Todo el mundo en Monagas baila en la fiesta del mono

Todo el mundo en Monagas baila en la fiesta del mono

“Todo el mundo baila, todo el mundo goza, bailando con el Mono”, cantan una y otra vez los habitantes del estado Monagas, y sus alrededores, en una especie de himno festivo, cada 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes.

AVN





“De Carúpano pal mono… De Bolívar pal mono. De Caracas pal mono”, se leen en los vidrios de los carros de las personas que cada año se dirigen religiosamente hacia la zona, en medio de un numeroso operativo de tránsito y seguridad en la vía, organizado por las autoridades locales.

La fiesta del Mono es una jolgorio popular celebrado, desde hace un siglo, en Caicaira de Maturín, situado al oeste del oriental estado Monagas. Los ancianos cuentan que su origen está emparentado con ceremonias efectuadas antiguamente por las comunidades indígenas Chaima, de las aldeas Caribe, con el propósito de obtener buenas cosechas.

Muchos pobladores sostienen que el jolgorio del mono luego fue extendido hace unas décadas a la plaza del pueblo, después de una parranda formada por la familia de apellido Palacios en la calle La casualidad de Caicara.

El ritual inicial consiste en el recorrido de las principales calles del pueblo de un bonachón personaje vestido con traje de mono, seguido en fila por los caicarenses tomados por la cintura y bailando un estribillo pegajoso, tocado al son del cuatro, las maracas, el furruco y la tambora, que dice “allá viene el mono, viene desde Punta de Mata, lo vienen bailando todos en una pata”.

El Mono ordena bailar agachado o danza de un lado a otro, mientras los seguidores que lo acompañan son pintados con hollín o témpera (pintura a base de agua). El mono suele supervisar la danza y, entre las risas de los participantes, no deja de soltar unos leves correazos a quien no siga el ritual.

La duración del baile folclórico depende del entusiasmo y la resistencia física de los bailadores que participan en un ambiente cargado, en ocasiones, de bebidas espirituosas.

En la actualidad la tradición mantiene. Y es común ver a los jóvenes acudir con camisas de distintos colores, estampadas con la figura o el rostro del mono, y además con el nombre de la zona, caserío, ciudad, estado, y veces, país, de donde provienen. La costumbre local indica que esa misma camisa debe usarse para el próximo año.

Con el transcurrir de los años, la afluencia de visitantes ha aumentado tanto que las autoridades construyeron un “monódromo”, una gran estructura con plazoletas y amplios espacios donde las personas disfrutan de una extensa programación cultural que comienza el día anterior (27 de diciembre) e incluye cantos de niños y presentación de grupos autóctonos que honran el legado musical del estado.

Además, cada 28 de diciembre es casi un ritual observar, en medio de la multitud aglomerada en el “monódromo”, a los alcaldes y autoridades del estado participando en el baile del mono y vociferando al unísono con el pueblo: “¡Mono, monito, monooooooo!”.