Nelson Villavicencio: 23 de enero de 1958, un espíritu perdido en la contemporaneidad

Nelson Villavicencio: 23 de enero de 1958, un espíritu perdido en la contemporaneidad

Hoy conmemoramos los 55 años del fin de la última dictadura del siglo XX Venezolano. Si el 15 de septiembre es el día internacional de la Democracia, hoy podemos considerar que es el día Nacional de la nuestra.

Digo conmemorar, porque lo de celebrar es exagerado. Las heredadas bases coloniales de la construcción de la republica parecieran estar intactas, la construcción de una auténtica idea del ¿cómo vivir? -orden político- sigue en construcción, las virtudes y el civismo republicano sigue en las páginas de la historia y en la voluntad de varios difuntos. Pero no hay sorpresas, nuestra historia es enriquecedoramente reveladora.

Llamamos a Boves el primer jefe de la democracia venezolana, (Si, a Boves); El mismo Bolívar afirmaba que los venezolanos amaban la patria pero no sus leyes, al tiempo que reclamaba en los albores del XVIII que nos dejarán vivir nuestro Siglo XV.





En las bases de nuestro desarrollo histórico y en la cultura política “construida” a lo largo de estas dos centurias están las respuesta a muchas de las inquietudes que los venezolanos se plantean con miradas reveladoras, pensamientos desesperados y hasta llorantinas frustrantes en la actualidad.

Hoy 23 de enero deberíamos celebrar la consumación de un hecho que ha superado concreces las fallas más profundas de la construcción ciudadana venezolana en el siglo XX, no obstante, y reconociéndole a la posteridad lo que es digna de ella, no enterramos el Gomecismo aquel 23 de 1958. Sigue vivo y coleando.

El 23 de enero de 1958 tiene triunfadores, sí, pero también el fracaso de su espíritu y su celebración hoy, tiene sus culpables. Es manifiesto su reducto. Y como la historia es caprichosa, lamentablemente son los mismos los triunfadores y los culpables. Los vencedores de la dictadura fueron los mismos que enterraron la democracia. El sujeto político -Partidos políticos- que logramos construir en y desde la ciudadanía, y que brindo al país el único período en nuestra historia republicana de “paz y estabilidad”, se desterró así mismo de la ciudadanía y desde hace más de una década no ha logrado rescatar en ella y para ella una nueva re legitimación.

Si la historia no es buena consejera, y si aquel sujeto político que construimos aquel 23 de Enero de 1958 lo echamos al piso, ¿Qué hacemos? ¿Lo seguimos echando al piso? ¿Nos ponemos a inventar sobre lo que ya está inventado? Porque no hay en sistema democrático alguno un antídoto mejor contra nuestro verdadero sujeto político -el caudillo populista- que un sistema de partidos políticos abierto a la ciudadanía, con grados profundos de democratización, con acceso a financiamientos públicos, auditables y transparentes, profesionalizados, y, con respuestas políticas sustentables y sostenibles frente a las coyunturas nacionales más apremiantes.

Pero como les decía al principio, no son pocas las pistas que la historia nos revela y que explican el “inentendible presente”. En la conmemoración del 40 aniversario de un día como hoy, se hacía un reclamo de parte de un académico Venezolano, -el Dr. Castro Leiva, QEPD- en la tribuna del Congreso de la República a la clase política de entonces, advertía este ilustre personaje: “Ustedes no han hecho ni hacen lo que de ustedes se necesita y espera; no hacen las cosas mínimas que con urgencia se requiere hacer en política y todos así lo hemos permitido. Pero no soy yo quien imagina esto. Veamos cuanto han cambiado las cosas desde aquel primer 23 de enero a hoy”. Hoy, sin más puntos ni comas, el reclamo es el mismo.

@villachitty