Emilio Nouel: Venezuela, esquizofrenia y diplomacia

Emilio Nouel: Venezuela, esquizofrenia y diplomacia

Según los entendidos, la palabra esquizofrenia viene del griego y significa: mente, entendimiento o razón escindida, dividida o rota. Un esquizofrénico padece entonces de una suerte de personalidad bifronte, de una disfunción en la que su pensamiento es confuso, indefinido, desdoblado y desordenado, sin olvidar que alucina y no percibe la realidad.

No siendo del gremio de los que escudriñan en las oscuridades del alma y los cerebros, sin embargo, me atrevo a decir, osado como soy a veces, que también en la diplomacia nos topamos con conductas que reúnen esas mismas características.

Y es ése el comportamiento que uno puede observar en el gobierno funesto que padecemos los venezolanos, sobre todo, en días recientes y con ocasión de las sanciones que EEUU ha impuesto a un grupo de jerarcas chavistas, no al país, cuyo efecto, está claro, se circunscribe al territorio de ese país, y de ninguna manera tienen aplicación extraterritorial, como algunos interesadamente o por ignorancia han querido hacer ver.

Esa conducta escindida e incongruente se hace notoria cuando vemos las inconsistencias, vaivenes y volteretas, que han dado las declaraciones e iniciativas del gobierno de cara a aquellas punicione personalizadas.

De lanzar sapos y culebras y espumarajos antiimperialistas por la boca se pasa sin solución de continuidad a una retórica de mansa ovejita que no ha quebrado un plato.

Un día insultan a Obama y al siguiente le dicen algo así como vamos a tomarnos un café mi negro ¿acaso no somos socios?

En la noche lo acusan de fraguar un golpe con la oligarquía pitiyanki y en la mañana le dicen que ha sido mal informado sobre Venezuela y le demandan que deje sin efecto las sanciones.

En la OEA, sin ningún rubor y con cara de perro, dicen la enorme mentira de que las cuentas bancarias de nuestra representación diplomática han sido cerradas y de seguidas hablan de diálogo y de hermandad entre nuestros pueblos.

Luego, paranoicos como son también, denuncian que EEUU está preparando una invasión, y que las sanciones son el paso previo para ello, y de pronto aparece una carta en el New York Times, en la que como casta paloma no hablan de imperialismo ni mucho menos de socialismo y se derriten evocando a los founding fathers gringos que conspiraron con Miranda y reafirman que ambos países “históricamente hemos compartido relaciones comerciales en áreas estratégicas” y que Venezuela “ha sido un proveedor responsable y confiable de energía para el pueblo norteamericano”.

¡Quien los vio y ahora quien los ve! “Proveedor responsable”. ¡Cojan ese trompo en la uña!

¿En qué quedamos? ¿Es o no EEUU el imperio tiránico que quiere apoderarse de nuestro petróleo y hacerle la guerra al mundo entero (Delcy Eloina dixit)?  ¿Somos marxistas o jeffersonianos?

Si EEUU es un imperio “hostil”, “intervencionista”, “guerrerista”, “unilateralista” y está preparando una invasión a nuestro país ¿qué esperamos para dejar de venderle petróleo a ese enemigo que con su “planta insolente” pretende pisar “el suelo sagrado de la patria“, como habría dicho El Cabito Castro el siglo pasado?

Si esto no es un desorden en el comportamiento, si no es una actuación incoherente, si esto no es esquizofrenia pura y dura, que baje Dios y lo diga.

Mientras tanto, la imagen del país sigue deslizándose por el despeñadero del desprestigio, cuyo responsable es una caterva de ignorantes, improvisados y corruptos que han hundido al país y su reputación bien ganada.

Emilio Nouel V.

@ENouelV

 

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