Manuel Malaver: Maduro a Raúl “Miénteme más, que me hace tu maldad feliz”

Manuel Malaver: Maduro a Raúl “Miénteme más, que me hace tu maldad feliz”

thumbnailmanuelmalaverParece que ya los dictadores octogenarios cubanos, Raúl y Fidel Castro, no encuentran cómo decirle a Maduro que la prioridad de su política exterior no es Venezuela, sino en Estados Unidos, pero el sucesor de Chávez insiste en llamarlos, o presentarse a La Habana para incitarlos a continuar la lucha contra el imperialismo, mientras los dos ancianos, sencillamente, empiezan a roncar.

“Presidente, Maduro”, aparece un jefe de escoltas “ya son pasadas las 12 y los comandantes necesitan descansar, así que le sugiero que se retire y regrese mañana”.

“Caramba” dice el último revolucionario “yo quería entregarles un regalo muy especial: el último cuadro que pintó el Presidente-Eterno”.





“Bueno” dice el escolta “ déjelo por ahí y yo se los entrego mañana”.

Maduro se va a la casa que le han preparado para la ocasión y en la sala lo esperan Cabello, Alí, los otros dos Rodríguez, Arreaza y Padrino López con un:”¿Qué te dijeron, qué te dijeron”.

“Primero” dice el presidente “los encontré más lúcidos que nunca. Qué manera de estar informados sobre la situación continental y mundial. Y en cuanto a solidaridad con nuestra revolución, me la ofrecieron toda. Pero si hasta Fidel me dijo que, si se hacía necesario, dejaría la cama para irse a la patria de Chávez a luchar contra la invasión obamista. Pero ahora el cansado soy yo, y vayámosnos a dormir, porque mañana sigue la reunión y será más fuerte”.

Pero se hacen las 8, 9, y 10 del día siguiente y de Raúl y Fidel ni una llamada. A las 11 aparece el jefe de escoltas e informa que los comandantes tienen una reunión muy importante con un enviado del Departamento de Estado y que el encuentro con Maduro será para otra ocasión”.

Camino al aeropuerto un locutor anuncia por la radio que el programa seguirá con el famoso bolero “Miénteme” del Chámaco Dominguez, interpretado por Omara Portuondo.

En el asiento de atrás del blindado Maduro espabila y murmura:

“¡Qué hermoso bolero, me provoca oírlo y oírlo… sin parar!”