Mario Szichman: Jim Luers no vive aquí

Mario Szichman: Jim Luers no vive aquí

El extraño caso del inexistente vocero de la Casa Blanca. La prensa oficialista de Venezuela ha hecho circular declaraciones de un portavoz del ejecutivo de EEUU quien señala que las acusaciones de Leamsy Salazar contra el presidente de la Asamblea Nacional sobre su presunta participación en actividades de narcotráfico eran “falsas”. Al parecer, todavía más falsa es la existencia del vocero. Leamsy Salazar sigue declarando ante fiscales de Miami y de Nueva York.

 

Si el lector ingresa en http://www.vtv.gob.ve/articulos/2015/04/21/eeuu-casa-blanca-desestima-denunciacontra-diosdado-cabello-5996.html, podrá verificar la existencia de una información bastante escueta, bastante demoledora, y que no ha sido propagada por agencia noticiosa alguna, aunque sí prolífera en órganos de la prensa oficialista venezolana.

Dice el primer párrafo de la información:
“Caracas, 21 de abril de 2015.- Jim Luers, vocero de la Casa Blanca, indicó que las acusaciones del ex escolta de (Diosdado) Cabello, el militar de la armada Leamsy José Salazar, son ´totalmente falsas´”.

Si el lector se toma el trabajo de escribir en Google “Jim Luers and White House,” o “Jim Luers and White House’ spokesman” verá que se queda con los crespos hechos. No existe un Jim Luers que trabaje como portavoz de la Casa Blanca.

También el lector puede llamar a la Casa Blanca. El número es el 202-456-1414. Pero debo hacerle una aclaratoria: la llamada “public comment line”, el número de la línea que recibe los comentarios del público, es el 202-456-1111. Quienes atienden la llamada son voluntarios.

Ahora, si desea llamar a la centralita de la Casa Blanca el número es el 202-456-1414, que es operado por profesionales. Es recomendable usar el último número y pedir que lo comuniquen con el señor Jim Luers. Él despejará todas las incógnitas. Eso en caso de que exista.

No le hemos seguido la pista al caso de Leamsy Salazar, un exguardaespaldas del fallecido presidente Hugo Chávez y supuesto guardaespaldas del actual presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela (nunca se aclaró este último punto).

Salazar huyó a Estados Unidos y a fines de enero de este año, el diario ABC de Madrid y El Nuevo Herald de Miami informaron que Salazar había acusado a Diosado Cabello de ser un narcotraficante.

A partir de ese momento, nada más se supo de Salazar. Pero una cosa queda clara: si Salazar, como han señalado algunos órganos de la prensa norteamericana es “A protected witness,” un testigo protegido, eso significa que el Departamento de Justicia, no el gobierno de Barack Obama, se está ocupando de su caso.

En Estados Unidos, a diferencia de Venezuela, existe la división de poderes. Tal vez por eso, en ocasiones, la justicia demora en decidir, en ocasiones años.

Inclusive un secretario de Justicia puede ordenar el impeachment, el juicio político al primer magistrado de la nación, cuando transgrede sus funciones, como ocurrió con Richard Nixon.

La Casa Blanca nada puede opinar del caso Salazar (esto es, si existe un caso) pues no es su tarea administrar justicia. Si alguien puede declarar sobre el caso de Leamsy Salazar, es un vocero del departamento de Justicia. Y desde ya podemos garantizar que eso tampoco ocurrirá. En algún momento se conocerá la suerte corrida por el ex guardaespaldas de Hugo Chávez. Y sin demasiada alharaca.

Aunque para el gobierno y la oposición de Venezuela Leamsy Salazar es titular de primera plana, en Estados Unidos es un ser inexistente. En cuanto al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, tendrá que hacer muchísimos méritos para que lo mencionen en los periódicos.

Tal vez si lo galardonan con el Premio Nóbel de la Paz, o con el Nobel de Literatura, o por algo que atrapa al lector. Es lo que ocurrió, en distintas circunstancias, con el general Manuel Noriega, apresado tras la invasión norteamericana a Panamá y acusado de narcotráfico por las autoridades de Estados Unidos y Francia. Pero estamos hablando de un caso que nada tiene que ver con el líder de la Asamblea Nacional bolivariana.

Entre tanto, persiste un interrogante: ¿por qué se divulgó el bulo de que un evanescente vocero de la Casa Blanca negó las declaraciones de Salazar?

El blog Caracas Chronicles maneja esta hipótesis: la publicación del libro “Bumerán Chávez,” del periodista español Emili J. Blasco, corresposal del diario ABC en Washington.

Según el blog, en el libro Blasco “repite algunas de las denuncias de Hugo Chávez sobre reuniones secretas con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en las cuales el propio Chávez planificó el canje de drogas por armas con los insurgentes colombianos”.

Además, Blasco incluye “denuncias de manipulación de votos durante la elección de (el presidente) Nicolás Maduro, así como los vínculos entre Maduro y Jezbolá” (el grupo chiíta libanés).

El blog aclara que “la credibilidad de Blasco depende de la credibilidad de Leamsy (Salazar) y de otras fuentes”. Y eso explicaría por qué un inexistente vocero de la Casa Blanca declara que el ex guardaespaldas de Hugo Chávez y testigo protegido del departamento de Justicia mintió a sabiendas.

El señor Jim Luers se habría encargado de mostrar que todos los argumentos del periodista español se van por el sumidero. Pero es una pena que el vocero Luers no exista.

Según mis fuentes, hasta el día de ayer, jueves 23 de abril de 2015, Leamsy Salazar seguía siendo testigo protegido de fiscales en Miami y en Nueva York. De acuerdo a Google, el señor Jim Luers no es portavoz de la Casa Blanca.

Pero inclusive en el caso de que lo fuera, de nada le serviría. Si existiese un señor Luers y se atreviese a opinar sobre el caso de Leamsy Salazar sería despedido de inmediato por incumplir sus funciones. (Por supuesto, de inmediato lo contrataría Telesur).

En cuanto a quienes deseen enviar bulos en el futuro, este es mi humilde consejo: es mejor copiar a los magos de la desinformación: los norteamericanos (y también los ingleses).

Cuando se trata de hacer pasar gato por liebre, nadie supera a los funcionarios de Estados Unidos. Basta ver la manera en que retorcieron el pescuezo a las noticias para convencer al pueblo norteamericano que Saddam Hussein poseía armas nucleares.

Eso abrió el camino a una desastrosa invasión de Irak, que ha causado la destrucción de numerosos hogares y todavía sigue siendo financiada con el dinero de los contribuyentes norteamericanos.

@mszichman
http://marioszichman.blogspot.com/

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