José Machillanda: Cambio político categórico y clase política necesaria

José Machillanda: Cambio político categórico y clase política necesaria

thumbnailjosemachillandaLa sociedad venezolana dictó una cátedra de sociología política con su participación contendiente del 6D que se extendió hasta el 5E, con lo cual queda claro en el histórico político venezolano que la mayoría de los ciudadanos creen firmemente en la democracia anclada en la ética política para la resolución del cambio político categórico, que es improrrogable y apunta a un Nuevo Orden Social. Ese Nuevo Orden Social desplazará a la militarización de la política y de la sociedad, modo perverso, primitivo e irresponsable impuesto por un régimen que -por militarista-, creyó que podía conducir los destinos de la República distante de la civilidad y la decencia política.

 

La sociedad venezolana decidió por la vía de la participación contendiente y empleando su poder comitente o poder natural -expresando el voto masivo y ético- que Venezuela requiere un cambio. Un cambio pacifico, constitucional, postmoderno que permita situar a la ciencia, ética y la viabilidad política como palancas de desarrollo para que los tres lustros perdidos de regresión democrática más los últimos veinte años de la involución de la partidocracia, den pie a un nuevo modelo político en el cual sumen voluntades los 112 diputados de la Asamblea Nacional, más la cooperación de la organización suprapartido MUD, más la sociedad civil organizada.





 

La sociedad venezolana organizada -no se equivoquen- seguirá siendo el gran motor tanto de la Asamblea como de la MUD suprapartido. Es por ello que demanda decisiones como expresiones de hombres de Estado. Se requiere que se desarrolle capacidad política de negociación, igualmente manifiesten un sentido de responsabilidad histórica frente a la crucial crisis y, además, se tenga de manera categórica clara la necesidad de separar de las funciones de poder a un régimen derrotado, que ya fracasó y que no tiene espacio en el sentimiento, ni en la percepción, ni en los planes del venezolano del siglo XXI. Es decir, Venezuela requiere un cambio político categórico  que logrará la tríada.

 

La tríada constituida por la Asamblea Nacional, la MUD y la sociedad organizada que  no podrá entender la decisión del voto ético como una relación de amigo-enemigo… NO. Lo que aspira la sociedad organizada dentro de la Tríada es el cambio del Poder Ejecutivo como lo prevé la Constitución, la aplicación y el cumplimiento de la norma constitucional vigente, el fortalecimiento de la unidad electoral y política para pasar de casi ocho millones a diez u once millones cuando así se requiera, con lo cual se logrará la reconstrucción del Orden Social apuntando a la Teoría del Consenso y/o de Valores distinta a la primitiva, arbitraria e inmoral Teoría de la Militarización de la Política y de la Sociedad.

 

La Tríada está exigiendo un ritmo y velocidad para el cambio político categórico, porque la sociedad está harta de que la ignorancia, la arbitrariedad, el militarismo como ideología sigan produciendo dolor en los venezolanos. El cambio político frente al ambiente político real después del 6D y el 5E coloca en situación privilegiada a la Asamblea Nacional, como un todo y reclama de los diputados la sindéresis, la inteligencia y la capacidad de negociación para que se vean los resultados de manera diáfana y, sobretodo, para que se pueda dar respuesta a una sociedad angustiada por los múltiples y complejos dolores y llagas que afectan a la Venezuela dispuesta a vivir en democracia.

 

La Tríada y, en especial, los 112 diputados se convierten en el gran liderazgo colectivo que está obligado a comprender los seis ejes que constituyen el sistema político: gobierno, política doméstica, política económica, política electoral, política internacional y entorno interno militar. No es tarea fácil, todo lo contrario, muy compleja pero por ésta  razón tiene que aparecer -casi como construirse en un momento político- una clase política que entienda su reto histórico. Ese reto histórico niega los individualismos, los grupalismos, los partidismos, de lo que se trata es que surjan visiones de estadistas lejanas a la mezquindad. Están obligaoas a ser visionarios y a sentir en primer término la grave regresión política que vive la República y, en segundo término, los rigores del sufrimiento de la enorme mayoría de venezolanos que no pueden diferenciarse por partidos, ni por ideologías, ni por grupos de presión.

 

La clase política que no ha tenido tiempo para formarse, pero que ejerce el poder por la vía de la Asamblea Nacional y de la MUD como organización suprapartido, tiene que verse y entenderse como una institución milagro para que responda como lo aspira el ciudadano de Puerto Hierro, la mujer de Machique, el joven de San Fernando de Atabapo, el llanero del Yagual, el andino de Mucuchíes o los múltiples venezolanos de los cerros y áreas marginales de la zona metropolitana. Esos venezolanos que votaron el 6D y que estuvieron atentos hasta el 5E quieren un país donde no se sufra más por la escasez, por la criminalidad, por la inseguridad, por el bachaqueo, por el maltrato y sobretodo por la grotesca militarización que ha sufrido la sociedad venezolana.

 

¡Señores Diputados!, señores políticos de la MUD, la sociedad organizada está pendiente de todos y cada uno de sus actos y está dispuesta a participar en el cambio político categórico, pero demanda del buen juicio, aplomo, sobretodo una conducta ética de hombres y mujeres de Estado que con inteligencia puedan permitir que el término del 6D al 5E sea el sendero apropiado para un cambio político necesario por la vía de la paz y respondiendo a las grandes demandas que sufre el venezolano común.