Las lecciones del milagro suizo a la “revolución” chavista

Las lecciones del milagro suizo a la “revolución” chavista

 

SuizaAargau
Aargau, el centro para empresas de alta tecnología en Suiza

 

Suiza pasó de ser el país de las “vacas y las ovejas” a ser el país más rico e innovador del mundo. La libertad económica y política fue de gran ayuda para prosperar.





Con 58,000 euros por habitante, Suiza es el tercer país con mayor renta per cápita de Europa, sólo por detrás de Noruega y Luxemburgo. La tasa de paro no supera el 4.7% y su deuda pública no llega al 35% sobre el PIB, unos datos envidiables que son producto, en parte, de una industria sólida e innovadora. El país alpino es un gran ejemplo de cómo se deben hacer las cosas a largo plazo, y es que hace no tantos años este país era conocido por los Alpes, las vacas y las ovejas tal y como explican los expertos de Credit Suisse, mientras que hoy es la envidia de todo el mundo.

Por Vicente Nieves | Economía Hoy (México)

Como señalan desde Credit Suisse, “hoy Suiza es conocida por su capacidad innovadora y por la fortaleza de su economía. El país aparece siempre en la parte alta de los rankings mundiales de innovación, en 2014 se presentaron 43,000 patentes en Suiza”.

¿Cómo ha llegado hasta aquí?

“La escasez de recursos naturales ha forzado siempre a Suiza a innovar”, la carencias del país y su geografía han sido grandes obstáculos para los emprendedores suizos. Mientras que países como Venezuela o Australia han contado con la suerte de ser países muy ricos en materias primas, en Suiza ocurría todo lo contrario.

“Suiza es un país muy pequeño y con un mercado interno muy fragmentado, por lo que las empresas suizas han tenido que mirar siempre al exterior para exportar sus bienes y servicios, por lo que se han visto obligadas a ser muy competitivos para lograr una cuota de mercado considerable”, señalan desde la entidad financiera.

También es cierto que la neutralidad de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a la economía del país: “Desde ese momento contamos con una posición excelente en exportaciones, con nuestro sistema productivo intacto pudimos beneficiarnos de la reconstrucción europea. También hay que reconocer que nuestra tradición liberal en lo que a política y economía se refiere fue de gran ayuda”.

La inmigración y su efecto

Otro factor que contribuyó al crecimiento del país y al enriquecimiento cultural fue la inmigración: “Desde el siglo XVI hasta el XVIII hubo grandes oleadas de inmigrantes de Francia que se refugiaron en ciudades como Ginebra, muchos de estas personas tenían una formación muy elevada y espíritu comercial”.

“Suiza se declaró en 1848 como un Estado liberal y federal, lo que atrajo a muchos refugiados que huían de las monarquías absolutistas que predominaban en Europa. Llegaron muchos profesores alemanes que ayudaron a construir universidades de calidad, a medida que el proceso de industrialización se fue acelerando a mediados del siglo XIX, Suiza se convirtió un país receptor de inmigrantes de forma continua, gracias a la demanda de mano de obra”, aseguran los expertos del banco suizo.

Inversión extranjera

Las empresas que se han ido instalando en Suiza a lo largo de la historia han invertido en inversión y desarrollo. A día de hoy, las empresas privadas gastan unos 18,000 millones de francos suizos (unos 16,500 millones de euros). “Aunque el apoyo del Gobierno de Suiza a la inversión en I+D es similar a la de otros países, son los inversores privados con sus fondos los que invierten en esta política. Empresas como ABB, Roche, Nestlé o Novartis han prestando cerca de 500 patentes cada uno en 2014”.

Para lograr que las empresas dediquen grandes sumas de dinero a la investigación y desarrollo el país debe ofrecer a estas firmas un capital humano bien formado y cualificado que puede formar parte de este proceso innovador. Por eso, los expertos de Credit Suisse sostienen que la educación ha sido otro de los pilares que ha llevado a Suiza hasta donde se encuentra hoy.

“La educación superior también tiene un rol muy importante en la capacidad innovadora del país. El Swiss Federal Institute of Technology Zurich y el EPFL en Lausanne se encuentran en el top 20 de las mejores universidades del mundo”, sentencia los economistas de Credit Suisse.

La necesidad obligó a los suizos a innovar y a intentar ser más competitivos. El camino fue largo y lleno de baches, pero con las políticas correctas, una educación de calidad y con la libertad como aliado, Suiza ha pasado de ser un país de pastores, ovejas y vacas a ser uno de los países más ricos del mundo.