Juan José Moreno: Maduro, el malquerido  

Juan José Moreno: Maduro, el malquerido  

thumbnailjuanjosemorenoProveniente de la conjugación del verbo malquerer, la palabra malquerido  fue puesta de moda por nuestro Felipe Pirela a través de uno de sus grandes éxitos musicales, y recientemente traída al recuerdo de los venezolanos que vivieron aquella época del popular bolerista zuliano,  gracias a la obra cinematográfica protagonizada por Jesús “Chino Miranda”. Y aunque el término es definido como mala voluntad a alguien o algo, no falta quien lo relacione con la actitud de Nicolás Maduro y la forma de apreciar y ser apreciado por sus circunstanciales amigos.

Este, beneficiario de los favores del “buena nota” de Chávez, no ha podido en todo este tiempo desde que fue catapultado por el caudillo barinés, mantener el legado de simpatías con el que intentó el “comandante eterno” impregnar a su sucesor. Tal vez su afán de imitar en todo a su progenitor político, lo hizo receptor de un sentimiento de antipatía por quienes observaban en sus gestos una gran falta de autenticidad en sus expresiones vocales y corporales. Y así fue de alguna forma aceptado internamente, por aquella masa de ciudadanos que sintiéndose huérfanos de liderazgo, prefirieron aunque fuese fallo aceptarlo como herencia.

Pero la querencia duró lo que dura un dólar petrolero en manos de personas sin ninguna preparación para administrar sanamente los recursos de un país, pues fue muy fácil gastar a manos llenas mientras hubo dinero y enfrentar la escasez sobrevenida de divisas;  y, como dice otra canción de diferente autor, todo se derrumbó. Y aquel amor convertido en frustración comenzó a manifestarse apenas transcurrido un año del nuevo gobierno, y se reveló en su máxima expresión en los resultados electorales del pasado 6 de diciembre. Ya era evidente, la mayoría del país dijo que no quería a Maduro ni a la gente que lo acompaña.





Igual pasaba con sus amantes presidentes de gran parte del continente: el cierre parcial del chorro petrolero y de otros beneficios que seguía repartiendo pese a los reclamos de un pueblo que exigía respuestas ante la crisis general que se presentaba en el país, obligaba a sus curruñas de Cuba a buscar nuevos queridos en el norte, y muy a lo cubano, la “chuleta” fue trasladada a los hasta ese momento odiados imperialistas. Otros, comenzaron muy “diplomáticamente” a sacarle el cuerpo, mirando hacia otro lado, cuando los venezolanos comenzaban a mostrar su drama en las pantallas de sus televisores. Países sacados de la ruina económica con reales de Venezuela y ahora prósperos productores, negaron y siguen negando los posibles favores. Algunos incluso, aprovecharon la crisis del país, para negociar en mejores condiciones el pago de sus deudas, y otros fueron casi compulsivos para cobrar lo que se le debía por la exportación  hacia acá de algunos de sus productos. Y allí comenzó a manifestarse la malquerencia contra Maduro y nuestro país.

La votación en la célebre Asamblea General de la OEA, donde el secretario general Luis Almagro, presentó su informe sobre la situación de Venezuela, reflejó lo que comenzaba a evidenciarse en todo el continente: Maduro comenzaba a quedarse solo. Ni siquiera los representantes de los países visitados por él en la víspera de la importante reunión, apoyaron la propuesta de la flamante canciller venezolana de  impedir la votación para la presentación del referido informe.

Después le siguieron los miembros de Mercosur, un organismo donde la influencia de sus panas de Argentina y Brasil hoy caídos en desgracia, forzaron el ingreso de Venezuela pese a las condiciones de inestabilidad política que ya para entonces entonces presentaba, se negaron a aceptar a Maduro como presidente porque las condiciones que hoy presenta el país por su culpa, son inconvenientes para una institución regional entre cuyos basamentos, además de ofrecer un intercambio comercial beneficioso para las naciones que lo integran, exigen el cumplimiento de una Carta Democrática que no permite la pertenencia al bloque de países no democráticos. Porque, ¿alguien puede dudar del carácter no democrático de nuestra nación en estos momentos?

Los más recientes, el pronunciamiento del secretario general de la ONU, Ban Ki- Moor, sobre la crisis humanitaria que hoy padece la población y la cual resulta inocultable ante todo el mundo,  así como el documento firmado por 15 países de la OEA  donde denuncian la precaria situación venezolana, despejan la duda, por lo menos para el presidente venezolano, que es muy mal visto en todos los países por sus acciones contra una población sometida hoy al hambre y la miseria.

Y volviendo al país, ¿De verdad creerá Maduro que es querido por la gente de su partido que sufre al igual que todos los venezolanos, los estragos de la crisis alimentaria y de medicamentos que afecta al país?  Diosdado Cabello, su presunto amigo, acaba de admitir que de 13 mil funcionarios de alto rango del gobierno, 4 mil firmaron la voluntad de referendo contra el Presidente, y contra ellos anunció acentuar la cacería de brujas. ¿Será tan ciego el Presidente para no entender que es mal querido por Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y todos quienes lo rodean y que abiertamente realizan campañas para sustituirlo en el cargo por cualquiera de las vías que visualizan?

Pero para la mayoría de los venezolanos todo está claro, nadie lo quiere y los resultados de todas las encuestas, incluyendo las que ellos mismos manejan, así lo revelan. Por eso, por encima de las trampas, la voluntad popular se impondrá, y de esa manera lo demostraremos el primero de septiembre próximo en la Gran Toma de Caracas, antesala de la derrota que asestarán las fuerzas democráticas del país en el imparable revocatorio presidencial este mismo año. Allá nos vemos.

@JJMorenoA