María Auxiliadora Dubuc: Solución a la crisis fronteriza: Régimen especial de aduanas

María Auxiliadora Dubuc: Solución a la crisis fronteriza: Régimen especial de aduanas

Esta semana queremos llamar la atención sobre una propuesta que hiciera el Gobernador del Estado Táchira José Gregorio Vielma Mora, con relación a la instauración de un “Régimen Especial de Aduanas” en la frontera con nuestro hermano país: Colombia. Para entender las razones de esta propuesta es bueno recordar un poco sus antecedentes históricos.

Para empezar el 9 de agosto de 2014, el Comandante Estratégico Operacional de las FANB, Vladimir Padrino López, anunció el cierre nocturno de la frontera colombo-venezolana entre las 10:00 pm y 5:00 am, así como la prohibición del transporte de carga de 6:00 pm a 5:00 am en los municipios limítrofes con Colombia. Es decir, se trató de un cierre parcial, con el argumento que “entre 30% y 40% de los productos del mercado nacional son desviados a Colombia por el contrabando que opera en la zona fronteriza de ambas naciones”; además que aproximadamente el 20% de la gasolina que consumen en Colombia, presuntamente, se la roban a Venezuela, vía contrabando. Dicho cierre se amplía en el mes de diciembre para cualquier otro tipo de vehículo e incluso a peatones.

Sin embargo, para enero de 2015 y a pesar de dicho cierre temporal, se mantiene el alto contrabando de medicamentos, productos veterinarios y por supuesto de gasolina, dicho sea de paso el contrabando de combustible ha sido un negocio rentable desde los ochenta, gracias al subsidio del estado venezolano a la gasolina, todo lo cual se ha agravado en el tiempo, ya que aumentaron aún más los márgenes de ganancia, convirtiendo al contrabando de gasolina en un negocio todavía más lucrativo.

Luego que ocurre un incidente en donde tres miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas y un civil, resultaran heridos en un enfrentamiento con presuntos contrabandistas, el 20 de agosto de 2015, Nicolás Maduro ordenó el cierre de la frontera con Colombia por 72 horas. Al día siguiente, el Presidente declaró un estado de excepción en la llamada Zona 1 conformada por los municipios: Bolívar, Pedro María Ureña, Junín, Capacho Nuevo, Capacho Viejo y Rafael Urdaneta del estado Táchira, con lo que se prolongaba el cierre de la frontera “hasta nuevo aviso”. Básicamente, hasta que se regularizara nuestra vida económica, social, y se verificara la captura de los delincuentes.

Es el caso que en ese entonces, algunos sectores plantearon que no se ameritaba el estado de excepción por lo que concluían que se trataba de una estrategia más del gobierno, una especie de cortina de humo con la intención de generar focos de tensión, a los efectos de distraer a la población de la agobiante crisis económica que atravesamos.

Pero como toda acción, el cierre de la frontera ha traído consecuencias. En mi criterio nada positivas, a saber: en primer lugar el éxodo de miles de colombianos de regreso a su país durante los primeros cuatro días del estado de excepción resultó impresionante. Venezuela deportó aproximadamente 10 colombianos por hora, fueron acusados de paramilitares, sicarios, desestabilizadores y bachaqueros y maltratados en el proceso, mientras que organismos de ayuda vinculados con la ONU estimaron que durante la primera semana del estado de excepción, alrededor de 2.000 colombianos abandonaron Venezuela voluntariamente, cruzando a pie el río Táchira.

En segundo lugar, desde el punto de vista socio económico, el impacto en la frontera ha resultado brutal. La frontera colombo-venezolana se extiende por 2.219 kilómetros, siendo la más larga que ambas naciones poseen. El tramo fronterizo presentaba unos de los flujos poblacionales más dinámicos de toda Latinoamérica, por lo que allí los habitantes de ambos países se movilizaban con bastante fluidez, trabajaban de un lado y vivían del otro.

Con el cierre de la frontera, se limita la actividad económica de la mayoría de las familias que habitan a ambos lados; además los controles de precios, que se mantienen en Venezuela y la fuerte devaluación del bolívar, frente al peso colombiano en la frontera han generado importantes distorsiones de precios todo lo cual permite que el contrabando siga siendo un negocio increíblemente rentable y eso incluye presiones al alza del “dólar paralelo”.

En tercer lugar y no menos grave es el Impacto sobre el comercio binacional. Hasta 2006, Venezuela fue el segundo socio comercial de Colombia después de Estados Unidos. Sin embargo, las tensiones han crecido desde 2009 y las discordias diplomáticas, entre ambos países han impactado el flujo comercial así que el cierre de la frontera, además de impactar el flujo intrafronterizo, ha mermado considerablemente el flujo comercial total entre estos países vecinos, algo que, en medio de la coyuntura de inflación y desabastecimiento que vive Venezuela, ha sumado mayor conflictividad.

Así las cosas se pusieron turbias en el mes de julio, de acuerdo a datos oficiales del lado colombiano, ocurrió lo impensable. Una avalancha de gente, casi 130.000 personas sin respetar limites de seguridad ni autoridad alguna, cruzaron la frontera con Colombia para comprar alimentos, artículos de primera necesidad y medicamentos, desesperados, frente a la importante escasez que se sufre en el país.

Es así como ahora, al ver que el asunto no ha funcionado como se esperaba y que la situación pudiera escapárseles de las manos, decidieron sentarse a analizar una agenda bilateral para atender el problema con seriedad, de tal modo que como parte de esa agenda cuyo fin es la reapertura de la frontera colombo-venezolana, Venezuela ha propuesto crear “un Régimen Especial de Aduanas”.

El Gobernador del Estado Táchira, pieza fundamental en la negociación, planteó el Régimen como una solución, ya que el subsidio de los alimentos en Venezuela favoreció el auge del contrabando de productos venezolanos o importados por el Gobierno hacia Colombia. De modo que en ese orden de ideas explicó que este Régimen servirá para “hacer una canasta básica”, que no solo será exclusivo para el rubro alimenticio, sino que además incluirá el tema de materia prima, madera, vestimenta, entre otros productos, razón por la cual se harán las coordinaciones entre el Seniat venezolano y la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, -Dian-, de Colombia.

Un Régimen “donde colombianos puedan comprar productos en Venezuela e igualmente venezolanos en Colombia”, una cesta básica de productos venezolanos que puedan obtener legalmente los colombianos, es decir, una especie de intercambio comercial que se comenzaría a implementar de forma gradual. Comenzando por el Estado Táchira, para posteriormente ir con los demás estados venezolanos fronterizos con Colombia, Zulia (oeste de Venezuela), Amazonas (suroeste) y Apure (suroeste).

Con relación al tema migratorio se plantea como solución la firma de un Acuerdo Binacional de Migración, la idea es que Venezuela ofrezca la oportunidad de dar el Pasaporte en unos días y adicionalmente crear una tarjeta de identidad fronteriza única en el mundo. Esta “cédula de identidad fronteriza”, es un documento para aquellos ciudadanos colombianos y venezolanos que habitan en la zona. La idea es que residentes de la frontera porten una cédula de identidad especial, como parte de las medidas para la reapertura del paso entre ambos países. En dicha cédula va a estar “contenida la información fundamental de las actividades que se desarrollan en la frontera”.

Junto a la propuesta de la cédula de identidad fronteriza, también Venezuela está planteando una serie de ideas en cuanto a la alimentación, educación y salud de los ciudadanos colombianos que con frecuencia visitan nuestro país. Inclusive se está hablando de una hoja de ruta en materia de migración, asuntos que quedan pendientes por definir. También se planteo que comisiones de los equipos de seguridad y defensa de Venezuela y Colombia activen un centro binacional contra el crimen organizado transnacional para la frontera que comparten estos dos países, para atacar exclusivamente el tema de la seguridad en la zona limítrofe.
La realidad es que hay una reacción del gobierno, luego de la estampida de parte de la población venezolana hacia el lado colombiano, lo que aun no entendemos ni tenemos claro a ciencia cierta, es qué es lo que tanto discuten los gobiernos de Maduro y Santos. Lo cierto es que recuerdo que la primera vez, se suscitó el impase en la frontera cuando un grupo de mujeres venezolanas bien aguerridas y armadas de valor, desesperadas la atravesaron sin mediar palabra con la autoridad y con la connivencia de las autoridades colombianas.

Eso lo pudimos ver por las redes, todo lo cual generó que durante dos veces hayan decidido abrir temporalmente el paso fronterizo. Pienso que a los efectos de evitar enfrentamientos y por la paz, lo que produjo consecuencialmente que hayan entrado por millares desesperadamente a Colombia para comprar rubros de toda índole, rubros que no existen en Venezuela. Allí igualmente vimos como un venezolano abrazaba a un funcionario colombiano y le daba las gracias bañado en lágrimas, por haber podido pasar a hacerse del sustento de su familia, porque la verdad es que los venezolanos morimos de mengua. No se puede tapar el sol con un dedo, señores, lo ocurrido no es más que una expresión de la peor crisis económica que ha atravesado nuestro país en toda su historia.

Los venezolanos padecemos y sufrimos a diario una situación realmente angustiante, donde la calidad de vida se deteriora día tras día, ante la mirada inmisericorde de las autoridades. El Gobierno lejos de velar por el bienestar de la población, continúa en su terquedad y en su empeño en perpetuarse implantando torpemente políticas económicas y sociales, absolutamente desacertadas que nos están llevando al acabose. Esperamos que esta situación no se prolongue por mucho más tiempo, que se reabra más temprano que tarde la frontera, de manera definitiva a los efectos que regrese la normalidad.

María Auxiliadora Dubuc
@mauxi1

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