Hasta que te conocí…Mercedes Pulido de Briceño y Juan Gabriel, inmortales, por María Auxiliadora Dubuc

Hasta que te conocí…Mercedes Pulido de Briceño y Juan Gabriel, inmortales, por María Auxiliadora Dubuc

thumbnailMariaAuxiliadoraDubucEsta semana nos sorprende la muerte de dos grandes: por un lado fallece tras complicaciones de salud, la profesora Mercedes Pulido de Briceño, quien fuera otrora, la primera mujer Ministro de este país y por otro lado, de un infarto a sus 66 años, el Divo de Juárez, Juan Gabriel, cantante azteca que marcó un hito en los anales de la historia de la música, nacional e internacional.

De Mercedes Pulido guardo muchos recuerdos, la conocí cuando estábamos en pleno proceso de redacción de la Ley Orgánica de Justicia de Paz, andina, de Tovar, tenía la cepa de los que somos de allá, guerreros y luchadores. Psicóloga de profesión y académica, de firmes convicciones, asertiva, fue una mujer extraordinaria no solo por su dilatada trayectoria, sino además, por su gran sensibilidad social, ayudaba aquí y allá, en programas sociales en beneficio de la familia, pero sobre todo su preocupación se centraba en los niños, el futuro del país.

Lo más importante de Mercedes era su sencillez, su calidad humana, su don de gente, entendía la gestión pública como un deber y un compromiso con el país, por lo que a pesar de los múltiples cargos de poder que ocupó, cargos, donde dicho sea de paso, muchos se enriquecieron, ella por el contrario se dedicó a servir a los demás, esa en realidad, fue su vocación.





Mercedes Pulido fue Ministra, Senadora, Subsecretaria de la ONU. Fue un ejemplo de humildad, cuidaba de su hogar y de sus hijos, ella nos deja hoy un gran vacío en nuestros corazones, pero además nos deja como herencia fundamental, cual debe ser el verdadero papel de la mujer en este mundo así como también la importancia de la defensa de los que menos tienen, los pobres y los más desamparados. Su contacto directo con la realidad social le permitía ver más allá, al futuro, frente al deterioro del país, hacia propuestas para generar cambios, hablaba del rescate de valores con la finalidad de retomar la convivencia en paz, esa, que tanto necesitamos en el país.

De Alberto Aguilera Valadez, Juan Gabriel, el popular “Juanga”, hay mucho que comentar. Nos deja más de 1800 canciones en su haber y más de 100 millones de discos; la sencillez de su música, lo pasional de sus temas, su canto al amor y al desamor, fue la voz con la que reímos, lloramos, suspiramos, nos enamoramos y nos despechamos buena parte de toda una generación. Su música era una forma de comunicarse, pero además de agradecer todo lo que había alcanzado.

Su historia de vida fue una de esfuerzos y maltratos, una infancia llena de privaciones, estuvo en un orfelinato, cantó en bares y cantinas de mala muerte, vendió cosas en la calle, y terminó en una penitenciaria, sin embargo, nada lo amilanó, porque a pesar de todo y a punta de una constancia admirable, logró abrirse camino y un espacio en la música donde permaneció y permanece hoy en día, apoderándose de los corazones de muchos por su sinceridad, autenticidad y sencillez.

Lo recuerdo de siempre, en mi casa, en reuniones, es como si lo hubiese conocido de toda la vida, lo sentía cercano a mí, recuerdo una entrevista que le hicieran en CNN, entrevista que el mismo solicitó en la que dejó ver claramente quien era, dejando al descubierto su esencia. Juan Gabriel siempre tenía una respuesta reflexiva, de conexión con la vida, decía lo que quería y lo que sentía de manera transparente, así no mas, sin tapujos, no puso reparo en las preguntas que se le iban a formular, solo quería hablar de todo, de su vida, de él y sus circunstancias.

Allí mostró su vitalidad y su entrega, su orgullo por su país. Pero recuerdo aun más cuando se le preguntó por aquel que le hizo daño, aquel hombre que lo desfalcó y le robó y le interrogan si le daría una nueva oportunidad, a lo cual respondió con nobleza, sin titubear, que sí se la daría porque la gente puede cambiar, porque quizás nos equivocamos, porque no somos dueños de la verdad porque el tenia su verdad y aquel hombre tenía la de él, lo importante era el aprendizaje, que ambos habían aprendido de lo ocurrido.

Dos seres universales y polifacéticos, virtuosos cada uno en su área, bondadosos y generosos, agradecidos, luchadores, de gran calidad humana y sabiduría infinita, seres humanos que dedicaron su vida a otros, absolutamente humildes en su proceder, fueron seres maravillosos que marcaron la diferencia, dejándonos una huella imborrable y con ella un gran legado de amor y un ejemplo de constancia, perseverancia y misericordia.

Para el mundo Inmortales!

Que Dios los tenga en su Gloria!

MARIA AUXILIADORA DUBUC

@mauxi1