Jesús Peñalver: De Cumbre, Tumba y Estatua

Jesús Peñalver: De Cumbre, Tumba y Estatua

HChVenetur

 

He convenido en atender la recomendación recibida. No improvisaré con el lenguaje, ordenaré bien mi vocabulario, con la obligación de planificar cada conversación, y cuidar celosamente lo que digo y lo que escucho, “pues ahora las palabras parecieran ser una enfermedad contagiosa, que no se puede hablar sin usar preservativos”.





Las palabras se hicieron para decirlas, y ante la intolerancia de lectores microfonistas, cuya mediocridad y adulación les impide entender cabalmente una opinión, me propongo despachar este asunto, no sin antes presentar excusas por anticipado a los distinguidos lectores.

Admito que quizá sea una trivialidad de mi parte, pero la explicación es simple, pues se debe a que siempre he sentido la necesidad compulsiva de aclarar cualquier detalle que pueda hacerme sentir alguna desazón.

Esta vez siento que debo explicar, sobre todo a mis hijos, sin eufemismos ni giros lingüísticos innecesarios, que no puedo hacer silencio ante la barbaridad cometida en contra de inocentes civiles prisioneros en las mazmorras del chavismo, el acoso militar y policial, la negativa a dar la fecha cierta para la consulta refrendaria, y un largo etcétera de desmanes que todos –por desdicha- conocemos.

CUMBRES: Una cumbre de no alineados se celebrará en Margarita, precisamente en este instante de tanta hambre y escasez en Venezuela. Probablemente nos visitarán chulos hemisféricos, cómplices de la barbarie chavista empeñada en llevarnos al abismo, parásitos y ganapanes que no se cansan de parasitar el erario venezolano, al tiempo que “legitiman” y reconocen una vez más, al régimen de oprobio que está acabando con nuestro país.

De cumbre lo ocurrido en la parroquia VillaRosa, el tan conocido episodio de las cacerolas, adornado por el maltrato a moradores por parte del gobernante de origen desconocido. De cumbre despreciable y borrascosa, el ataque artero de hordas chavistas al gobernador Henrique Capriles y su comitiva, quienes sufrieron por horas en la terminal aérea de la isla, la amenaza de malandros rojos rojitos, bajo la mirada displicente de las autoridades.

Dos cumbres son las tetas de María Guevara, que seguramente verán pasar –avergonzadas- a tantos mediocres y serviles comiendo y bebiendo a costa del presupuesto nacional, en grosera demostración del hedonismo más detestable y detestado por un país plagado de tantas precariedades.

ESTATUAS: Poco habrá que añadir al levantamiento de una estatua en Margarita al milico golpista, ese otro gesto de adulación y de culto a la personalidad a aquel enemigo de la democracia, pésimo administrador, un militarista desquiciado que acabó fragmentando con su odio a toda una sociedad. El mismo que en su macabro proyecto, encarnó la suma de todos los defectos morales del venezolano

Lo de Chávez no fue un conato, fue toda una terrible realidad que aún padecemos. Acabó con hatos, fincas y un sinfín de ajenas propiedades, conducta hoy reproducida por quien dice ser su hijo y demás causahabientes de la dañina sucesión.

Si no se cae sola, quizá la orina de los perros y el pupú de las aves, junto a un poco de salitre insular, acabe derribando el adefesio. Porque la verdad sea dicha, el chavismo nunca será un recuerdo provechoso del pasado, pero sí un letrero vigilante del porvenir.

TUMBA: Cerca de la plaza con nombre de país, está la tumba para muertos vivos, presos inocentes que pagan con su vida por pensar distinto. Caracas. ¿Cuándo Saleh Lorent de la Tumba donde muere? Porque allí nadie vive. Solo la peste lo sabe. En la Tumba vive la muerte, los presos temen ser llevados tras sus rejas o quizás lo desean.

La prisión de la prisión, los carceleros saben. Son los Nereo Pacheco de la barbarie roja, otra desgraciada consecuencia de elegir al mediocre milico golpista, resentido y delirante. La vida en la Tumba es la muerte Rotunda; un barco de piedra en el cuartel de Puerto Cabello; no se vive, se padece en ella, Guasina es.

¡Dominus vobiscum!

Jesús Peñalver