Álvaro Valderrama Erazo: Santa María, madre de Dios

Álvaro Valderrama Erazo: Santa María, madre de Dios

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En Venezuela es una tradición arraigada que los hijos pidamos la bendición a nuestros abuelos, padres, tíos y padrinos.

Igualmente pedimos la bendición a nuestros sacerdotes, a quienes también llamamos padres, justamente por habernos bautizado y con ello habernos hecho hijos de Dios y herederos de la vida eterna.





No es extraño que para los venezolanos sea de especial importancia pedir la bendición de Dios y que ella nos sea impartida.

Ello causó la atención especial del santo padre, el Papa San Juan Pablo II y su admiración por los venezolanos en su primera visita apostólica de 1985.

Es Dios quien se une a nosotros y nos nos bendice cada vez que sus ministros nos imparten la bendición. Y somos nosotros quienes nos unimos a Dios para renovar la alianza de hijos, cada vez que abrimos nuestros corazones para querer ser bendecidos.

Igualmente, los padres que bendicen a sus hijos, se unen a ellos en la bendición impartida, confirmándoles así el amor de progenitores y granjeándoles en cada bendición la protección divina.

Hoy, Domingo, primer día festivo del año, del mes y de la semana celebramos los católicos la festividad de „Santa María, Madre de Dios“.

Esta festividad es una bendición especial para todos los venezolanos que profeamos el credo cristiano católico.
Ahora bien, porqué es la festividad de „Santa María, madre de Dios“ una bendición especial para todos los cristianos? Y porqué creemos los católicos que la virgen María es „Madre de Dios“.

Para responder al tema de la bendición debemos referirnos al Antiguo testamento.

La primera lectura de éste Domimgo nos muestra el contenido del líbro de los Números. En el Cap. 6 llama Dios a los hijos de Aarón, los sacerdotes de la antigua alianza para impartir la „Bendición“ al pueblo de Israel.

Entre los judíos ortodoxos sigue reservada la tradición de impartir la bendición, sólo al sacerdote, al „Kohaim“.
Entanto que „la virgen María“, -ya anunciada, setecientos años antes por el profeta Isaías- es nacida en Israel, es, sin lugar a dudas hija de Israel. María, la virgen es verdadera Israelita.

Para la virgen María, como hija de Israel es de vital importancia la puesta en práctica de su fe judía. Por consiguiente, tiene vigencia absoluta en ella cumplir cabalmente con el precepto de Dios que dice: „Escucha, Israel! Jahvé, nuestro Dios es el único Yahvé.“ “ Queden en tu corazón éstas palabras que yo te digo hoy“ (Dt.6,4-6.7bc).

La palabra de Dios, contenida en La Torá y en todo el Antiguo testamento es guardada, como un tesoro en el corazón creyente de la virgen María.

Esto demuestra que María, la virgen, no sólo cree, sino que también cumple la palabra de Dios.

En tal sentido es la festividad de María, „Madre de Dios una bendición especial“.

En el momento de la visita del Ángel Gabriel a María y de su anuncio del „Enmanuel“ del „Dios con nosotros“, (porque para quien nada es imposible), se produce la respuesta clara y decidida de fe y humildad de la virgen: „He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra“ Lc.1,38.

Una vez nacido, Jesús, el Mesías (Lc.2,11), son los pastores quienes, creyendo fírmemente lo que el Señor les había manifestado (Lc.2,15), se encaminan, también como profetas para visitar al niño, acostado en el pesebre.

Al escuchar de labios de los Pastores lo anunciado por el Ángel de Dios, María „guardaba todas „éstas cosas y las meditaba en su corazón“ (Lc. 2,19).

Justamente en éste párrafo del Evangelio de San Lucas se dan por cumplidas las profesías, también en María, la virgen de Nazaret.

María es la virgen mencionada por el profeta Isaías; es la virgen bendecida por el Ángel Gabriel; es la virgen visitada por el Espíritu Santo y cubierta por la sombra del altísimo.

María es, después del nacimiento del Mesías la madre que escucha atentamente las maravillas oídas, vistas y contadas por los pastores.

María es la madre del „Enmanuel“ del „Dios con nosotros“ nacido de ella, por obra del Espíritu Santo en „Belén de Judea“.

María es la virgen humilde de Nazareth, en quien Dios puso sus ojos para ser la „Madre del Mesías“.

María es la virgen preservada por Dios y que nos trae al mundo su Palabra hecha hombre.

Por ser María la madre del „Dios con nosotros“ la veneramos los cristianos en la festividad de hoy, primero de Enero con el título de „Madre de Dios“.

Ello constituye, por tanto, además de una especial bendición, también una honra.
Santa María virgen, „Madre de Dios“ es para nosotros, los cristianos católicos, también nuestra madre celestial.

En tal sentido imploramos su bendición celstial para nuestro país, Venezuela, especialmente al comenzar el nuevo año 2017, cargado de retos y esperanzas para todos y cada uno de nosotros. Amén.