Américo De Grazia: La patada que más duele es la que el régimen da todos los días a los venezolanos

Américo De Grazia: La patada que más duele es la que el régimen da todos los días a los venezolanos

El diputado por el estado Bolívar, Américo de Grazia fue brutalmente maltratado. EFE
El diputado por el estado Bolívar, Américo De Grazia fue brutalmente maltratado. EFE

 

Su imagen, no es exagerado decirlo, recorrió el mundo: ensangrentado en el suelo, Américo De Grazia se convirtió en el herido icónico del asalto del 5 de julio a la Asamblea Nacional por parte de una pandilla oficialista. Ahora en recuperación, reflexiona sobre el escenario a final de mes, en el que concibe el plebiscito no solo como un acto de desobediencia civil, sino de legitimación ciudadana de la intervención de las fuerzas armadas, en el marco de la Constitución, para sentar las bases de un gobierno de transición, reseña Correo del Caroní.

“Le dieron un tiro en la cabeza a Américo”.





Ese grito, el de la diputada Nora Bracho, fue lo primero que escuchó cuando volvió en sí. Minutos antes, un ¿astazo?, ¿tubazo?, ¿palazo? en la cabeza le apagó la conciencia momentáneamente: lo último que recuerda es que vio al también diputado Armando de Armas siendo atacado y que cuando intentó defenderlo, pasó. Despertó entonces en la enfermería del Palacio Federal Legislativo con el grito de Nora Bracho y con el alivio de que no era un balazo, sino un ¿astazo?, ¿tubazo?, ¿palazo?

Lo cierto es que Américo De Grazia, diputado por Bolívar y el herido más prominente (una lesión de nueve centímetros en la cabeza y la fractura de tres costillas) del asalto a la Asamblea Nacional el 5 de julio, está ahora en proceso de recuperación y repitiendo una y otra vez que, aunque aporreado, su lengua sigue intacta.

El asalto a la AN en imágenes. Foto: Régulo Gómez / LaPatilla.com
El asalto a la AN en imágenes. Foto: Régulo Gómez / LaPatilla.com

 

A continuación la entrevista realizada por Correo del Caroní al parlamentario:

Esa imagen de usted en el suelo a punto de recibir una patada, ¿es imagen del madurismo pateando la voluntad del pueblo que se expresó el 6 de diciembre de 2015?

– Lo digo con convicción: esa patada es menos que la patada que reciben a diario todos los venezolanos en una cola por harina. Menos que la patada que reciben nuestros enfermos cuando no consiguen medicina. O la patada que recibe una madre cuando va a reclamar el cadáver de su hijo asesinado por un criminal. Esa patada duele menos que la patada que reciben los venezolanos en el bolsillo cada vez que van de compras porque la inflación se comió sus salarios. Duele menos que la muerte de 90 jóvenes en las protestas. Entonces no es la patada al diputado: es la patada que a diario recibe Venezuela por parte de un régimen narcotraficante. Esa es la lectura que al menos yo pretendo que todo el mundo le dé a ese acto infame que recibimos ayer (miércoles) en la Asamblea Nacional.

¿Qué le dice el hecho de que Tareck El Aissami, Nicolás Maduro y Tarek William Saab tuvieron opiniones divergentes sobre el ataque a la Asamblea?

– Ese desconcierto nace de la derrota política que le propinamos ayer (miércoles) en la AN ante la violencia. Pretendieron impedir que la Asamblea Nacional aprobara el plebiscito popular contra el régimen de Maduro. El que menos autoridad moral tiene es Nicolás Maduro: dijo horas antes que lo que no ganaron con los votos lo conquistarán con las balas, con la violencia. Bueno, esto es la violencia.

El precio

Vamos atrás: hace unos meses, un grupo oficialista asaltó el hemiciclo. Luego, los diputados golpeados en la calle durante las protestas. La semana pasada, el presidente de la AN fue humillado por un coronel y ayer (miércoles), la golpiza contra los diputados. ¿Entonces la AN es la pera de boxeo del chavismo radical?

– Mira, si ese es el precio que tenemos que pagar, ayer (miércoles) demostramos que estamos dispuestos a pagarlo. No somos los únicos protagonistas de esta gesta épica de los venezolanos. También son protagonistas las mujeres, nuestros estudiantes y los asesinados. También los periodistas a los que les cierran una puerta y abren las ventanas. Nosotros cumplimos el rol que nos corresponde y estamos claros en el papel que tenemos que hacer. Nos corresponde hacer un gobierno de transición, crear las condiciones para que las fuerzas armadas se sientan con la legitimidad de operar en el marco del 333 y del 350. Nos corresponde inhabilitar con el voto popular cualquier acción inconstitucional como la constituyente. Y nos corresponde enfrentar la narcodictadura, y sabiendo que enfrentamos una narcodictadura menos podemos pensar que estas son salidas con caminos de rosas. Yo entiendo la desesperación de la gente que quiere salir de esto mañana pero no depende de un solo factor. Venezuela está cerrando un ciclo y no queremos cerrarlo de mala manera sino como debe ser: con la legitimidad del pueblo y es lo que queremos materializar el 16 de julio.

– Muchos creen que el plebiscito tiene más de simbólico que de otra cosa. ¿Qué les dice a quienes piensas así?

– Más que convencer a los que están en la calle, es para convencer a quienes no están en la calle, a los que no creen en las protestas, a los rendidos de alma, a los convencidos de que la única salida es el golpe militar, la de caer en un Pinochet: los que añoran una salida de fuerza. Nosotros queremos legitimar, con el voto popular, que la intervención de las fuerzas armadas en el marco de la Constitución goce de la legitimidad popular. Entonces es un procedimiento complicado, pero es necesariamente así. Hoy nos sentimos con la autoridad moral y ética. No necesitamos un carmonazo, sino construir una vía que tenga el respaldo popular de todos los venezolanos.

A corto plazo

– ¿Si hay elecciones de la ANC, habrá entonces dos asambleas?

– Esto es un panorama inédito. Cada hecho de cambio en algún país, cuando se rompen las reglas constitucionales, es inédito y aquí se rompieron. Inédito es que tengamos dos vicefiscales. Inédito es que hoy en Venezuela se asalte y se allane la Asamblea. Inédito es que se metan en la Universidad de Oriente y asesinen a un estudiante. Eso es inédito: que la Guardia Nacional dispare cabillas para no ser identificadas como balas regulares. Todo eso nos hace suponer que la construcción de este camino es inédita. Estoy seguro de que estamos cerca de la salida, que estamos abriendo un túnel y comienza a verse la luz. Inédito, además, es luchar contra una narcodictadura: no es luchar contra Pablo Escobar que era el capo de la droga: acá, el gobierno es el capo.

El 31 de diciembre de este año, ¿los venezolanos hablarán sobre eso que fue el gobierno de Maduro o seguirán hablando en presente sobre esta dictadura?

– En mi caso trabajo para que el 1 de agosto digamos que tenemos un gobierno en libertad, un gobierno que permita hacer elecciones generales y reponer el Estado de Derecho.

Siendo lo más objetivo que pueda, ¿ese escenario del 1 de agosto es posible?

– De repente la realidad te sorprende y es antes del 1 de agosto. Pero si el 1 de agosto amanece Nicolás Maduro en el poder, seguimos en la calle moviéndole el piso para que se caiga, porque esa es la tarea que nos ha impuesto la vida, el país y la circunstancia histórica que nos corresponde. Eso es un trabajo colectivo: yo creo que ningún venezolano quiere hoy el título de héroe, sino libertad.