Pluralizando las Democracias, por José Antonio Gil Yepes

Pluralizando las Democracias, por José Antonio Gil Yepes

En mi artículo anterior señalaba que la mayoría de las Democracias son gobernadas por oligopolios de partidos y gobiernos, dejando sub representados a los demás sectores en la toma de decisiones sobre asuntos públicos. En esta entrega propongo algunas soluciones.

El mayor avance hacia el pluralismo ha sido el de la descentralización y el federalismo. Sin un alto nivel de descentralización, las demás reglas pluralizantes son menos efectivas pues los Estados nacionales tienen demasiado poder y alejarse de las bases es la raíz del problema.





La separación de poderes sería más efectiva como mecanismo pluralizador si se cumplieran las leyes que establencen las reglas de independencia partidista y el nivel de profesionalización de quienes ocupen dichos cargos.

En el caso del poder legislativo, el más político y partidizado de los poderes, el reto de pluralizarlo es mayor. Por ello propongo la creación de un Senado Sectorial cuyos miembros sean propuestos por las organizaciones de los diversos sectores y elegidos por voto popular. De allí que las decisiones de los diputados serían ratificadas no sólo por senadores regionales sino también por los sectoriales.

El otro aspecto de la pluralización es lograr el predominio de los profesionales y tecnócratas versus políticos en los cargos públicos. Esto se debe a que un profesional es más propenso a reconocer la problemática en función de la realidad, mientras que los políticos son más propensos a las distorsiones ideológicas y a su interés por el poder. Para profesionalizar los cargos públicos es necesario que sólo se definan como de libre remoción los cargos equivalentes a ministros y vice ministros. De ahí para abajo, los funcionarios de carrera tendrían que ser nombrados según niveles profesionales, escogidos por concurso y ser admitidos y despedidos por un comité paritario de profesionales y políticos.

Obviamente, todos los cargos públicos deben ser remunerados a precio de mercado según su nivel de profesionalismo y nivel jerárquico. La remuneración de los empleados públicos por debajo del mercado es tan absurda como el celibato de los sacerdotes.

José Antonio Gil Yepes

Directivo Datanalisis

@joseagilyepes