Balada del chavista originario, por Carlos Blanco

Balada del chavista originario, por Carlos Blanco

Se entiende que una porción del chavismo descontento quiera seguir en contacto con sus bases chavistas y recurra a expresiones como la del título. Sería una jugada para abandonar la nave nodriza sin que los acusen de haberse “vendido a la derecha”. El problema es que si no es un disfraz para pasar de puntillas a la rebeldía en contra del régimen, es un timo.

Para poner las cosas en su sitio, hay que recordar que el chavismo se alimentó de adecos, copeyanos y chiripero de la época, así como la oposición de hoy se alimenta del chavismo. Son como gigantescas olas de opinión que recalan, a veces con fanatismo, en aceras contrarias. La oposición actual se nutre en buena medida de masas que fueron chavistas; de otro modo no se explicaría el casi 90% opositor.





El asunto no es tan obvio con los dirigentes que abandonaron el chavismo desde el propio inicio de la pesadilla en 1999 o poco después. En estos casos ha habido controversias públicas. Hay quienes no admiten que los que llevaron a Chávez al poder y pronto se desligaron de él tengan cabida en la diversidad opositora. Son aceptados más por los dirigentes que por muchos opositores de a pie. Curiosamente, en la medida en que arrecia la crisis, lo que fue tolerancia antigua puede tornarse en intolerancia reciente. A pesar de que nadie tiene derecho para admitir o no al Sancta Santorum opositor a quien quiera entrar. La oposición no tiene dueño y ahora menos que nunca.

El problema es diferente con el movimiento denominado chavismo originario. No es un nombre inocente y ya se han visto manifestaciones en sus dirigentes. Se trata de un movimiento en contra de Maduro y su mafia al que consideran un traidor a la causa de Chávez, y por cuyo rescate actúan. Es una operación de salvamento de la pesadilla original. Se ve en las manifestaciones altisonantes en contra de “la derecha”, así el uso del más insolente “estilo originario” increpan a Almagro, a quien le solicitan una audiencia hablándole golpeadito.

Lo que Chávez hizo fue construir una sociedad bajo el yugo del Estado y, en particular, de sus aparatos represivos, la dilapidación de los recursos públicos en nombre de los pobres a los que finalmente arruinó más de lo que estaban originariamente, la conversión del país en un “territorio libre” para la guerrilla, el narcotráfico y el terrorismo; en medio de la más brutal corrupción que propició y amparó.

El chavismo originario y los chavistas originarios que genuinamente buscan una oportunidad democrática bien les vale despojarse de ese fantasma que fue el autor de esta tragedia.