“Michelle, Michelle”: Lo que hay detrás de la astucia comunicacional de Bosé y la crisis en Venezuela

“Michelle, Michelle”: Lo que hay detrás de la astucia comunicacional de Bosé y la crisis en Venezuela

Foto: vía Instagram (@miguelbose).

 

La primera interpelación directa -burda y vulgar- que el cantante Miguel Bosé hizo a la Alta Comisionada para los DDHH de la ONU, Michelle Bachelet, el 23 de febrero pasado en Cúcuta, fue una sorpresa.

Por lanacion.cl / Nicolás Freire





“Que venga ya de una puñetera vez”, recitaba con ironía -y elegancia, con respecto a otros epítetos que utilizó- en su aparición en “Venezuela Aid Live”, realizado en la frontera del país llanero.

https://www.instagram.com/p/Bv2HHyDHgSi/

Nos sorprendimos y salimos a criticar al otrora vigente músico español, sin entender si se trataba de un convencimiento profundo por el reclamo del respeto de los derechos humanos en Venezuela, o más bien el resultado del rasguño ahogado de su voz, casi desesperado, por rencontrar la vigencia de antaño.

Desde su cuenta en Twitter ha seguido y desplegado un importante número de astucias comunicacionales. Primero reviviendo un collage fotográfico en el que alude a un supuesto doble estándar de la expresidenta, y luego -casi a modo de teleserie mexicana- con videos en los cuales él es el protagonista: “Me está quitando el sueño”“Buscando a Michelle”, serían sus primero capítulos.

https://www.instagram.com/p/Bv9hy1MHhRk/

¿Cuál pareciera ser entonces la clave de su estrategia? Simple: le está hablado a su público y no a la sociedad politizada en torno a la -obviamente crítica- situación venezolana.

Bosé encontró (y no había que ir más lejos de su origen materno) lo que los italianos suelen llamar una “trovata publicitaria”, algo así como un éxito inesperado a partir de una acción fortuita. Dio con el truco.

https://www.instagram.com/p/Bv63QAiH-3J/

Para ello fueron importante dos elementos (muy ligados a su quehacer): el medio y el público.

Primero, un mecanismo de comunicación como las RRSS, donde él es dueño del mensaje (de principio a fin) y también controla a quien le habla (los destinatarios, sus seguidores). Segundo, su público, el de los espectáculos. Una marea de más de 3 millones de fans (probablemente despolitizados -dado el tenor de su música- y ciertamente desconocedores de la polémica en acción, pues ignoran por completo el porqué de la crítica a Bachelet-) dispuestos a beneficiarlo a punta de ‘likes’ y ‘RT’. No es un caso que sean justamente los tweets que alimentan esta disputa, esta ya afirmada teleserie, aquellos que gozan de mayor repercusión en la cuenta del cantante.

https://www.instagram.com/p/BwAiFPwnVUp/

Bachelet se transformó entonces en la versión 2.0 de Dulcinea, muy similar a aquella que alimentaba los delirios, sueños y añoranzas de otro caballero de similar triste figura. Michelle se transformó en el nuevo ‘leitmotiv’ del artista, quien hoy recurre a las RRSS para difundir su mensaje, retomar algo de vigencia y alejarse de las conversaciones digitales que anteriormente lo vinculaban al fisco español.