Pacientes crónicos mueren y la ayuda humanitaria no llega

La venezolana Dayana Soler (32) espera con su hija recién nacida para ser atendida en el Hospital de la Cruz Roja en Caracas, Venezuela, el 17 de abril de 2019 (Foto de Matias Delacroix / AFP)

 

 

Este lunes murió Giovanny Figuera, paciente crónico de 6 años . Esperaba por trasplante de médula ósea. Su mamá y las de otros 29 niños, pacientes del J.M de Los Ríos, el pasado 9 de abril, con los ojos cansados de llorar y de noches en vela, clamaron por su vida. «Mi hijo está muriendo, lucha por cada respiro», dijo su mamá, publica Crónica Uno.





Por Mabel Sarmiento @mabelsarmiento

El Estado ignoró su súplica. También las de las mamás del servicio de Nefrología del mismo hospital, que desde febrero de 2018 tiene unas medidas cautelares dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, que demandaban protección a los niños, niñas y adolescentes de Nefrología.

El 1 de mayo en ese servicio falleció Dainer Magdaleno de tan solo 3 añitos. El Estado ni se inmutó.

En el hospital J.M de Los Ríos son comunes las afecciones por bacterias y la falta de medicinas. A Giovanny le tenían que poner unas ampollas que costaban mil dólares. Los exámenes se los hacían gracias a las donaciones de fundaciones.

El 9 de abril una semana antes de llegada del primer lote de la ayuda humanitaria de manos del Comité Internacional de la Cruz Roja, las mamás y papás pedían auxilio. Como lo han hecho 140.000 pacientes con cáncer y otros 300.000 con patologías crónicas, según cifras de Codevida, coalición de organizaciones no gubernamentales que velan por el derecho a la salud.

Hace cinco años que Codevida emprende un trabajo por la emergencia humanitaria compleja que vive en país y que se traduce en muertes como las de Giovanny y Dainer, o en desmejoras irreparables como la que sufre Solange Zambrano, con lupus, hepatitis C y ahora con la pérdida de su riñón derecho, se agrega a su cuadro que se encuentra sin medicinas.

Para este 7 de mayo se espera que entre al país el segundo lote de la ayuda humanitaria. Se estima que vendrán medicinas de alto costo. Lo primero que vino fue un lote de material descartable. Que se distribuyó, según Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermería del Distrito Capital en 8 hospitales y 30 ambulatorios de la Cruz Roja. 50 % restante sería manejado por el Ministerio de Salud y Cáritas.

Los hospitales Miguel Pérez Carreño, Domingo Luciani, Periférico de Catia, Vargas y J.M de Los Ríos estaban en la lista de los beneficiados. Los médicos dicen que no entró ni una inyectadoras de los 10 mil para operaciones quirúrgicas que ingresaron desde Panamá.

De hecho en el Periférico de Catia los familiares deben comprar lo que falta para que atienda la emergencia con la que llegan.

En el país no hay medicamentos. El sondeo de Convite de marzo reporta una escasez en Barquisimeto, Puerto La Cruz, Puerto Ordaz, Mérida y en el área metropolitana que va de 60 a 70 %.

Aún así no se sabe qué tipo de fármacos vienen en este nuevo lote y de qué forma van a ser distribuido. «Por eso estamos diciéndole al personal de salud que sea contralor de esos insumos, para que no caigan en manos de los bachaqueros».

Mientras que Francisco Valencia, presidente de Codevida, ha sido insistente en sus redes sociales al señalar que, ante la deficiencia de la Cruz Roja en la entrega de la ayuda y el poco interés gobierno de Maduro de hacerlo a ganar escala, se debe activar un comité de ayuda internacional para atender a la población venezolana que está siendo vulnerada.

Las expectativas crecen en la población enferma. Se ha dicho que el Ministerio de Salud es el órgano encargado de decir para donde irán los insumos.

Vale recordar que el general Carlos Rotondaro , quien fue presidente de IVSS durante 10 años y huyo del país, dijo que los medicamentos de alto costo se distribuían con fines políticos.

Quién hoy depende de la cooperación internacional, como la señora Zambrano, esperan humanidad y no politiquería.