Francisco Bello: ¿Elecciones? ¡Yo ya tengo Presidente!

Hace un par de semanas escribí, en este mismo portal, respecto a los pasos que considero necesarios para la realización de unas elecciones libres. En aquel momento hice un vuelo rasante respecto a las condiciones técnicas que, evidentemente incluyen una depuración del REP, que no solo elimine la cantidad de doble cedulados, extranjeros y muertos que en él aparecen, sino la inclusión de la diáspora en condiciones que les haga posible ejercer el derecho al voto donde quiera que se encuentren. Sin esto, se le estaría dando al régimen una ventaja de cerca de 7 millones de votos en la arrancada: 3 que tienen incluidos de más y 4 que la oposición tendría de menos por estar fuera y no tener como participar.

También hablamos del voto manual, de la “habilitación” de todos los candidatos y partidos, de la activación de todos los medios de comunicación; en fin, hicimos nuestro mayor esfuerzo para describir en profundidad lo que tenemos y lo que deberíamos tener para considerar ir a un proceso electoral creíble y confiable.

Luego de unos días, reconozco que cometí un error, que perdí mi tiempo y el de los lectores, porque ya a estas alturas, la inmensa mayoría de los venezolanos sabe que no hay condiciones electorales. Lo que parece más difícil de explicar (y de entender) es que la urgencia no es la realización de unos comicios y que las negociaciones en torno a su realización son una herramienta del régimen para ganar tiempo, dividir la oposición y sobretodo, para sembrar aún más desesperanza en un pueblo que se muere de mengua.





En Venezuela NO urgen unas elecciones; nuestra necesidad no es elegir a un presidente porque ya tenemos uno: Nosotros, los ciudadanos de a pie, hace 6 meses decidimos apoyar a Juan Guaidó como Comandante en jefe de las FAN y como cabeza del Poder Ejecutivo, atribuciones que le corresponden al encargado de la Presidencia de la República, de acuerdo a lo que establece nuestra Constitución y ha sido refrendado con el reconocimiento de los países desarrollados y democráticos del mundo.

Frente a esta realidad queda absolutamente claro que lo que nos impide dar pasos agigantados para salir de la crisis en nada tiene que ver con ir a un proceso electoral sino con el cese definitivo de la usurpación. En otras palabras: El ingeniero Juan Guaidó es nuestro presidente interino, reconocido por los venezolanos y por el mundo, sin embargo, no puede gobernar porque hay una dictadura que se mantiene por la fuerza.

En nada cambiarían las cosas si elegimos un nuevo presidente o si ratificamos a Juan Guaidó mientras no logremos sacar a Maduro de Miraflores, desalojar al TSJ ilegítimo, pero sobretodo, acabar con el monopolio de las armas de la República en manos de lacayos del régimen, que los mantiene fraudulentamente en el poder y eso, no se puede lograr convenciéndolos en medio de un café, sino obligándolos a través de una fuerza mayor.

Por otra parte, es hasta curioso, que sean los mismos compañeros de partido, los más cercanos seguidores del Presidente Guaidó, los principales promotores del dialogo electoral y las negociaciones en torno a la realización de unos nuevos comicios como salida a la crisis. Esa actitud, al menos, sugiere que pudieran estar pensando cambiar de caballo a mitad de la carrera… 

Me cuesta entender que quienes no formamos parte de su entorno y por el contrario, nos formamos y creemos en otra ideología, tenemos otro estilo y otra visión de país, seamos quienes defendemos con mas ahínco su envestidura y estemos dispuestos a dejar el pellejo por dejar claro que la solución a la crisis no es la elección de un nuevo presidente, que ya tenemos uno y la urgencia no se resuelve nombrando otro. 

Sobran el tirano y su régimen. Nuestra única tarea inmediata es crear mecanismos para forzar su salida.