Robert Carmona-Borjas: Zulay Rodríguez Lu, xenófoba e inmoral

Robert Carmona-Borjas: Zulay Rodríguez Lu, xenófoba e inmoral

 

La catástrofe venezolana ha provocado un desplazamiento masivo de personas sin precedente en nuestra historia y en la de la región. Es una realidad innegable. La dictadura y el hambre se traducen en una auténtica crisis humanitaria sumamente compleja. Millones de venezolanos se han visto obligados a salir de su país buscando salvar sus vidas, su integridad; deseosos de vivir en paz y de progresar, de hacer un futuro, como todo ser humano. Y eso no es nuevo, mucho antes, muchos países de la región debieron enfrentar crisis, quizás no tan graves ni dolorosas como la nuestra, pero que también provocaron el éxodo de cientos de miles de personas.





Por Robert Carmona-Borjas

En el siglo pasado Venezuela disfrutaba de su democracia, imperfecta, nadie lo duda, pero era una democracia plena en la que los valores se respetaban, en la que las instituciones funcionaban. No había política sistemática de violación de Derechos Humanos. Había libertades, a veces violentadas por individualidades, pero nunca fueron políticas de Estado contrarias a los derechos de todos.

Esto hizo que muchos compatriotas latinoamericanos, atraídos por nuestra estabilidad y quizás también, por nuestra riqueza, llegaran al país, como lo hicieron décadas antes, los europeos que venían en el marco de programas migratorios bien estructurados, después de la Segunda Guerra Mundial. Decenas de miles de latinoamericanos huyeron entonces de la persecución y del hambre e igual los recibimos. Se integraron, compartimos con ellos, los aceptamos como hermanos. La generosidad era una de las cualidades de los venezolanos, la que lamentablemente se ha perdido hoy.

Nos toca hoy a nosotros salir al exterior e instalarnos fuera. Buscar trabajo, encontrar paz y seguridad, encontrar educación para nuestros hijos, y atender nuestra salud y la de nuestros familiares. Todo lo que nos ha negado la dictadura chavista y que una vez se negó en muchos países de esta región y otras latitudes. Y no ha sido fácil y no es extraño. Son muchos los venezolanos que se han instalado en los países vecinos, en Colombia, en Panamá, Perú, Ecuador y Chile en donde las reacciones de los gobiernos han sido muy favorables; también, en general, las de las sociedades receptoras que han sido tolerantes y solidarias con esos hombres y mujeres, niños y adultos, que han debido dejar el país para simplemente sobrevivir.

Las sociedades receptoras han respondido solidariamente en la mayoría de los casos. Una especie de retribución a la acogida que ofrecimos nosotros, gobiernos y sociedades, por años. No ha habido, es cierto, por lo general, prácticas xenófobas, propias de las sociedades que no están preparadas para recibir extranjeros, para aceptarlos, para convivir e incluso para aprovechar sus destrezas, sus cualidades, para integrarlos y hacerlos sus nacionales, como hicimos nosotros con tantas corrientes de extranjeros que llegaron a Venezuela y se quedaron y que hoy sus descendientes son nuestros compatriotas. Pero esta realidad no podía estar exenta de reacciones distintas, lamentablemente contrarias al sentir general.

El tema migratorio es complejo. Se presta a especulaciones políticas impropias que lejos de contribuir con la solución, la agravan. En Panamá, por ejemplo, la semana pasada la señora Zulay Rodríguez Lu, Diputada por el Partido Revolucionario Democrático emitió unas declaraciones verdaderamente lamentables, que chocan no solo con los principios básicos de los Derechos Humanos que hace alarde de defender, sino con la mentalidad de los propios panameños que en general han demostrado apertura y hospitalidad hacia nuestros compatriotas venezolanos. La señora Rodríguez Lu ha hecho un llamado directo e indirecto realmente torpe, inconveniente, poco feliz, que promueve la discriminación, la intolerancia, la xenofobia en pleno Siglo XXI.

La diputada Rodríguez Lu desconoce la realidad venezolana, el sufrimiento que ha producido la dictadura más cruel que haya conocido jamás nuestra región; desconoce además el valor de la migración. El populismo barato del discurso de esta Diputada Zulay Rodríguez Lu nos plantea una interrogante: ¿Qué universidad seria pudo haberle aprobado los cursos de DD.HH. que ella tanto vocifera haber obtenido?

La xenofobia es una práctica odiosa que debe desterrase en una sociedad hoy distinta, cuyos integrantes se relacionan más que todo en el vinculo de la solidaridad. Promover la discriminación, el odio, la xenofobia y la intolerancia es absolutamente inaceptable hoy en día. Pero el hecho más lamentable es que esta Diputada panameña promueve actos de xenofobia a los ciudadanos del país que precisamente le otorgó asilo a su propio padre cuando éste tuvo que huir de la dictadura panameña. #ShameOnYouZulayRodriguez…

@CarmonaBorjas