Estas son las posibles consecuencias de dolarizar créditos comerciales

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Esta ilustración muestra a Venezuela los billetes en Bolívar y un billete de un dólar estadounidense en Caracas el 28 de enero de 2019. (Foto por YURI CORTEZ / AFP)

 

Durante la semana pasada, Banca y Negocios dio a conocer que el Banco Central de Venezuela estaba preparando implantar un nuevo esquema de ajuste de la tasa de interés para la cartera de créditos comerciales, anclado en las variaciones del tipo de cambio oficial de la banca, por lo cual esta nueva regulación buscaría según lo expresa el BCV “incidir sobre el rendimiento del crédito y de esta manera desestimular la adquisición de crédito que tenga como principal objetivo la especulación en el mercado cambiario”.

Por Banca y Negocios





Entre las características del nuevo sistema en estudio, la aplicación del ajuste del capital con base en el tipo de cambio es asimétrica: en el caso de una variación negativa del tipo de cambio, el saldo de capital adeudado no puede ser menor que el monto inicial del crédito; b) en el caso de una variación positiva del tipo de cambio no se establecen límites al incremento del saldo de capital adeudado.

En este sentido, estimamos que los bancos tendrán que utilizar covenants o acuerdos con sus clientes para garantizar un mínimo de rendimiento y en caso que la variación cambiaria de un mes sea con fuerza hacia el alza, hacer un reconocimiento hacia el cliente que desvincule el total del capital a dicha variación.

Más allá de los detalles específicos del esquema, presentamos algunas consecuencias posibles que se pueden derivar de su aplicación:

1) Fuerte restricción a la actividad crediticia, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. Por un lado, las limitaciones en la oferta de créditos, asociadas al incremento del riesgo de crediticio y el aumento de los problemas de información asimétrica (necesidad de conocer en profundidad las capacidades de las empresas para trasladar los costos financieros a los precios y la forma en que se comporta el crecimiento mensual real de su flujo de caja).

Por otra parte, las limitaciones en cuanto a la demanda de créditos son elevadas, debido a que el cliente asume plenamente el riesgo cambiario (al solicitar un crédito desconoce cuánto terminará pagando), en un contexto de alta volatilidad e incertidumbre, tanto en el mercado cambiario como en el de bienes.

2) Sesgo en el direccionamiento del crédito comercial hacia sectores con capacidad de traspasar los costos financieros a los precios, por tanto, se produce una exclusión de sectores productivos con orientación hacia el mercado interno. Consideramos que solo los clientes grandes corporativos podrán digerir este esquema, lo cual eleva los problemas de concentración de cartera de la banca y filtra de manera importante el direccionamiento del crédito, con riesgos sobre la morosidad de la cartera.

3) Se profundizan los esquemas de dolarización financiera de la economía sumada a la dolarización transaccional.

4) En caso que la variación mensual del tipo de cambio en un mes sea relativamente baja (por ejemplo menos a 15%), la banca corre enormes riesgos de generar pérdidas operativas y no tiene forma de planificar su esquema de liquidación ante la incertidumbre cambiaria.

En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados hacemos un análisis detallado de este nuevo modelo de apalancamiento de los intereses de los créditos comerciales al tipo de cambio de oficiales, con sus implicaciones financieras.

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