Voces de Libertad | Trago amargo Por Omar González Moreno

Estallan violentos disturbios tras el escandaloso fraude electoral en Bolivia. Trago amargo. Después de una larga interrupción del conteo de votos, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, que es igual de tramposo que el CNE de Venezuela, proclamó la reelección de Evo Morales como Presidente de ese país. El mismo formato de fraude que se ha utilizado de manera reiterada en Venezuela. La misma receta.

Con la misma famosa frase de la “tendencia irreversible” del 95% del voto del recuento escrutado, los bolivianos recibieron el trago amargo según el cual, Morales obtenía un 46,86% por el 36,72% del expresidente Carlos Mesa, lo que evitaría una segunda vuelta. De inmediato la gente se echó a la calle a protestar.

Similar al trago amargo de la elección de los usurpadores criollos para un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Trago amargo no sólo para millones de venezolanos que padecemos las diversas y permanentes violaciones de los Derechos Humanos en el país, sino para todo demócrata en el mundo.





Quienes tenemos dignidad y sentido de la libertad tuvimos que pasar esos tragos amargos, tuvimos que presenciar ese acto impúdico del fraude en Bolivia y de una ONU que dejó de ser el centro del debate civilizado del mundo, para convertirse en un nido de comunistas y progresistas.

Y, todo esto sucedía sin poder metabolizar el sabor amargo, ese trago de hiel, que fue soportar otro duro golpe; un dirigente democrático, un concejal de la democracia, Edmundo “Pipo” Rada, que había sido encontrado calcinado.

¡Un nuevo horror socialista! Sí, las ironías de la vida. Mientras los usurpadores se regodeaban de su éxito en la ONU, el país y el mundo se escandalizaban por el macabro hallazgo de un dirigente que días antes había retado al régimen y hecho que el presidente legítimo de Venezuela, Juan Guaidó, caminase por las calles del populoso sector de Petare.

El aparente ajusticiamiento de Rada, fue otro trago amargo que tuvimos que consumir. Una noticia que no sólo enlutó a sus familiares y amigos, sino que nos recuerda de lo que son capaces de hacer aquellos que tienen secuestrada la mayoría de las instituciones del Estado venezolano.

Un trago amargo también fue el hecho de que el régimen, aliado con los falsos opositores, sigue avanzando en su estrategia de adelanto de elecciones parlamentarias y en el desconocimiento de los espacios que están dominados legal, democrática y constitucionalmente por los demócratas.

Maduro da clara señal que no está dispuesto a dar marcha atrás, que no está en sus planes dar cuartel en su afán de enquistarse en el poder hasta las últimas consecuencias. Ante estos tragos amargos, que hemos saboreado con estoicismo, tenemos que reaccionar y hacerlo con inteligencia, con prudencia, pero de forma democrática y contundente.

Aquí no podemos seguir siendo un peón en el tablero de ajedrez político; el Gobierno de transición nacional no puede seguir jugando al escondite con los usurpadores, tenemos que ir por todo y hacerlo con fuerza.

Ahora, más que antes, la propuesta de la Ruta del Coraje trazada por María Corina Machado está más vigente que nunca; ahora la tesis de Vente Venezuela y de la Fracción Parlamentaria del 16 de Julio de solicitar ayuda internacional toma más cuerpo y más necesidad que ayer. Solos no podemos ni para Venezuela ni para el continente, porque Nicolás Maduro, desde hace rato, dejó de ser un problema de Venezuela para transformarse en un factor de desestabilización para Colombia, Ecuador, Chile, Brasil, Bolivia, un centro de financiamiento para la izquierda peronista en Argentina y de apoyo a los socialistas en Perú, por ende, ahora Maduro es un problema de todo el continente.

Maduro es un trago amargo para América Latina, y como tal debe ser afrontado y ser derrotado por todos los demócratas latinoamericanos.

Así de simple.