El venezolano necesita al menos 3 mil dólares para poder alquilar un inmueble

El venezolano necesita al menos 3 mil dólares para poder alquilar un inmueble

Ilustración Mell Biustamante

 

“Me voy a Caracas, está decidido”, le dijo Luis Álvarez, un abogado de 25 años de edad a su mamá en el estado Táchira. Luis no había logrado conseguir un trabajo en su profesión que le alcanzara para cubrir los gastos de su hogar, al igual que muchos otros jóvenes venezolanos. Su plan era migrar a la capital y empezar de cero ante la imposibilidad de irse al exterior.

Raylí Luján / La Patilla





Un amigo le recomendó varios agentes de bienes raíces y le ofreció su casa mientras conseguía el lugar. Los ahorros de Luis no superaban los 200 dólares pero tenía la oferta de varios trabajos a destiempo que le acercaban a la oportunidad de independizarse. 

Los alquileres que ubicó en zonas como San Bernardino, Los Naranjos, Los Cortijos y Plaza Venezuela rondaban entre los 200 y los 350 dólares mensuales. Se trataba de apartamentos tipo estudio o anexos pequeños. Parecía ser un monto prudente hasta que la mediadora mencionó los tres meses de depósito más un pago adelantado del año que se viene exigiendo desde hace varios años y el pago por honorarios profesionales.

El joven recién graduado requería hasta 3.200 dólares para poder rentar un apartamento sin amueblar en un edificio en La Candelaria y para algunos arrendatarios y agencias resulta de mayor confianza si la firma del contrato de alquiler se realiza como persona jurídica. 

Century 21, Rent a House y otras inmobiliarias manejan el mismo mecanismo de pago en la actualidad. Los montos se elevan y se ajustan a medida de negociaciones que pueden variar entre la cantidad de personas que habitará la residencia y los objetos de uso diario que allí se puedan encontrar.

Una corredora inmobiliaria, que prefirió no ser identificada, aseguró que siempre es posible establecer un contrato con un pago trimestral o semestral, lo que da un respiro a quienes busquen una vivienda rentada. “Muchos de los que alquilan están fuera del país y buscan ese ingreso extra y están dispuestos a negociar tanto el monto del alquiler como el mecanismo de pago”, agregó.

Luego de una separación, Karina*, una publicista de 35 años de edad se vio en la obligación de buscar un alquiler. En medio de los altos costos por un apartamento que debía costear sola, se decidió por una habitación en una residencia.

TuResidencia.net fue el portal donde la encontró. Fue recomendada por otra compañera de trabajo que había conseguido vivienda a través de la página unos seis meses atrás. La opción no contemplaba ni pagos adelantados ni intermediarios, aunque sí un mes de depósito.

“No es fácil la adaptación a vivir solo y menos en una habitación con baño y cocina compartida, pero al final es lo que puedo pagar, mientras agarro el impulso para irme o tener algo mejor”, dijo.

Pese a los altos costos en dólares que representan los alquileres en un país en el que el salario mínimo integral se ubica en 3,75 dólares (300.000 bolívares), el agente de bienes raíces, Carlos Parada explica que estos superan la compra y venta de viviendas.

“Es lo que más se está moviendo en el mercado inmobiliario, no solo por el costo de las viviendas sino también por los gastos registrales y los pagos de aranceles en los registros. Eso resulta costoso dependiendo del municipio y los registros”, sostiene.

Considera que siguen siendo mejor opción para personas entre los 30 y 45 años de edad, sin hijos ni pareja, y que cuenten con el apoyo legal y económico de sus compañías. “En el 99% de los alquileres no se aceptan menores de edad. En casos de apartamentos de una habitación, aceptan a una sola persona y los precios son accesibles en zonas modestas. Los propietarios también aceptan negociar si cuentan con varias habitaciones y solo una persona vivirá allí”.

Para Luis ninguna opción fue viable, como ocurre con otros tantos jóvenes venezolanos. Decidió instalarse en el hogar de una conocida que cobra 50 dólares al mes por el uso de una habitación. Su plan b sigue siendo irse del país.