José Machillanda: Morisqueta militarista y guerra psicológica

El régimen del bestiario militarista en plena cuarentena autorizó el pasaje de una escuadrilla de aviones de combate para saludar al cuerpo social venezolano. Extrema y errática acción irresponsable políticamente, que muestra una vez más la miseria política y la ineptitud de un gobierno con una franca intención por desviar la atención sobre su incompetencia en la resolución de la emergencia sanitaria que sufre la República. República que padece de una situación de Miseria Exponencial, como consecuencia del direccionamiento de un Estado Cuartel, contrario a la democracia que ordena la Constitución. Estado Cuartel que ejerce dominio sobre la sociedad venezolana, creando graves impactos en la supuesta solución de la pandemia, en la cual el régimen ha sido incapaz de mostrar una “respuesta sanitaria” pero sí una morisqueta militarista.

El régimen y su morisqueta militarista quedan al desnudo ante el mundo y se aprecia de bulto la mentira oficial, donde se verifica la falta de medicamentos en los centros de salud pública, la carencia de hospitales suficientemente dotados, el intenso uso de hombres armados y –sobretodo- una postura acientífica y pueblerina con la que muestran su ignorancia.  Largas e insensatas peroratas para embaucar al auditórium, distantes de las necesarias decisiones científicas postmodernas, que nada tienen que ver con el malhojillo y la brujería para controlar la pandemia. El régimen no tiene respuesta científica, está alejado de la medicina y de la clínica, por ello aparece y crece la angustia, casi pánico, en la ciudadanía que comprueba la ineptitud de quienes gobiernan, la falta de material e instrumental médico, pero si aprecian un modo militarista, imprudente, y los desafueros de las bocas de fuego validadas por hombres armados, arbitrarios, autoritarios y policiales.

El régimen frente a esta patética y repetitiva realidad comunicacional deja ver su miseria potencial y además se descubre un vector de rechazo en la ciudadanía, como consecuencia de la ignorancia gubernamental  y de la ausencia de apoyo sanitario que supuestamente ofrece la maroma militarista. Maroma militarista, que junto a policías y muchos otros hombres armados representan al Estado Cuartel. Ese Estado Cuartel representando al régimen está acorralado, ya que no saben de política, pero sí de  violencia y de guerra psicológica que no terminan de resolver los problemas de la sociedad. Una sociedad cercana al resquebrajamiento y la revuelta demuestran la Tensión, que afecta y crece en la ciudadanía pero también en el Ambiente Político Real que ya aclama por un cambio político.





El régimen autocrático no puede con la pandemia, su incapacidad e intereses oscuros, bloquean sus acciones sin sentido y entonces aprovechándose del Estado Cuartel como motor funcional inicia una guerra psicológica frente a la ciudadanía y continúa con la Comedia Armada. Por eso autorizó que aviones de guerra sorprendieran al cuerpo social, para que dieran lugar a hipótesis y sobre todo a mucha propaganda. Crecen en el régimen comediantes, atrevidos, actores farsantes declarando de todo menos de la pandemia. La masa de comediante y declarantes impone un régimen comunicacional lleno de promesas y envíos pero no hay concreción, así sigue creciendo el hambre, la falta de medicinas, todo se dolariza, y se aumenta el control armado en las ciudades frente a una indignación personal y brutal que conduce al pánico ciudadano, lo cual habla de la miseria del régimen y del dolor de la ciudadanía.

La miseria política del socialismo crea una miseria exponencial en la ciudadanía acelerando el Ambiente Político Real en el vector social que reclama un cambio político y lo que consigue es a comediantes. La morisqueta militarista crea un “trance político peligroso” para el régimen autocrático militarista, por cuanto ya no es más posible el engaño. El 87% de los venezolanos sufren la miseria exponencial,  y esa masa pareciera estar en un trance de oportunidad para iniciar el desplazamiento de 20 años de dictadura sustentado por un cuerpo armado, que dio la espalda a la ética profesional y a la historia en pleno siglo XXI con la morisqueta violenta militarista, máxima mentira de la guerra psicológica del régimen que pareciera facilitar la posibilidad de un cambio político necesario.

La miseria política, el engaño y la perversión de sus actores durante esta pandemia han creado en la ciudadano un incremental rechazo que ni siquiera el pánico que sufren un importante sector de ciudadanos lo ha distanciado de la política real y seria, y de la necesidad terminal  de contener el teatro que a diario nos muestra el régimen. Régimen extremo en lo comunicacional, en lo policial, en el elemento armado y en la mentira edulcorada que difunden a diario cansando y fatigando a un ciudadano hambreado mientras ellos disfrutan de un Estado Cuartel. Por ello los venezolanos han dicho basta de engaños, de guerra comunicacional, de realities políticos sumisos que con un grotesco protagonismo perverso y despreciando el venezolano de a pie, quieren seguir engañando a la mayoría de los ciudadanos.

 La miseria política del régimen, su pretensión manipuladora general y perversa,  su guerra psicológica de 24 horas desarrollada por múltiples medios y formas, más el empleo burdo y brutal de los cuerpos armados explican la mezquindad pero también el miedo de este régimen autocrático  para creer que con su protagonismo arbitrario sumaran el apoyo de los venezolanos. Pues hicieron un mal cálculo, el gen democrático de los venezolanos y su responsabilidad con la Decencia Cívica y el Estado de Derecho, más la Constitución Nacional  son las vías políticas de los demócratas. Demócratas que se niegan a confundir la incapacidad brutal y la corrupción de un régimen farsante que hoy ante su fracaso de la morisqueta violenta militarista no hayan como explicar su incontrolable y depauperado modo socialista para ocultar su miseria e incapacidad  frente a una sociedad democrática dispuesta a reinstalar la ley moral y escrita de los venezolanos demócratas del S. XXI.

 

Es autentico,

Dr. José Machillanda

Director de la CSB-CEPPRO

Caracas, 24 de marzo de 2020