Putin prepara el camino para perpetuarse en el poder en una Rusia post-coronavirus

Putin prepara el camino para perpetuarse en el poder en una Rusia post-coronavirus

El presidente ruso, Vladimir Putin. REUTERS/Evgenia Novozhenina

 

 

El presidente ruso, Vladímir Putin, aprovecha la confusión creada por el coronavirus para desempolvar la agenda política y allanar el camino para la convocatoria en los próximos meses del plebiscito constitucional del que depende su reelección.

“La situación (con el coronavirus) está cambiando y eso nos permite de nuevo concentrarnos en la agenda actual y a largo plazo”, dijo hoy durante una reunión del Gobierno sobre el desarrollo de la tecnología genética.

Putin, que abandonó esta semana parcialmente el teletrabajo, se vio obligado a cancelar la consulta prevista para el 22 de abril y prometió que ésta no se celebraría hasta que la situación epidemiológica lo permitiera, aduciendo que la salud, la vida y la seguridad de los rusos es su “absoluta prioridad”.

Rusia rebasó hoy los 250.000 casos de COVID-19 -es el segundo país del mundo tras Estados Unidos en número de contagios-, aunque sumó en las últimas 24 horas menos de 10.000 positivos por primera vez desde hace casi dos semanas.

La situación epidemiológica está lejos de estabilizarse y el propio alcalde de Moscú y líder en la lucha contra la pandemia, Serguéi Sobianin, reconoció hoy que Rusia “no saldrá pronto de esta situación” y que el “riesgo” de contagio se mantendrá hasta que aparezca una vacuna.

“Esto significa que vamos a vivir en una nueva realidad y la relajación del confinamiento no debe influir en la propagación del coronavirus”, subrayó.

BUSCANDO FECHA PARA PLEBISCITO CONSTITUCIONAL

No obstante, la oposición y la prensa especulan hoy con que el Kremlin tiene en mente celebrar el plebiscito ya en julio, aprovechando que los sondeos aún muestran que la mayoría de rusos apoyan la reforma constitucional que permitirá a Putin postularse de nuevo en 2024, algo que prohíbe la actual Carta Magna.

Aunque la mala situación económica ha golpeado con dureza a los rusos durante el confinamiento y el paro se duplicó en abril, según admitió el propio presidente, el descontento popular aún no ha aflorado.

“El Kremlin está preocupado por dos cosas: la pandemia y celebrar cuanto antes el plebiscito para no desaprovechar la corriente de apoyo popular. Lo convocarán para finales de junio o julio”, comentó a Efe Serguéi Boiko, el líder del Partido Libertario (PL).

El PL fue uno de los principales organizadores en julio-agosto de 2019 de las mayores protestas antigubernamentales de los últimos años después de que las autoridades se negaran la registrar a los candidatos opositores en las elecciones municipales en Moscú.

Son muchas las enmiendas constitucionales que deben ser votadas por los rusos en el plebiscito, pero éstas se presentarán en paquete y no de forma individual, por lo que la consulta será, en realidad, un referéndum sobre el futuro de Putin en el Kremlin.

“Putin necesita que las enmiendas sean legitimadas por el pueblo. Es muy importante que sean los rusos y no él quienes decidan que el presidente pueda optar a un quinto mandato”, comentó Boiko.

ACELERAR LA VUELTA A LA NORMALIDAD

Con el fin de acelerar el retorno a la normalidad política y económica, según el opositor, las autoridades rusas estarían también manipulando las cifras de mortalidad (2.305) durante la pandemia.

La prensa local e internacional ha denunciado en los últimos días que los índices de letalidad del coronavirus en Rusia -7,9 veces menores que la media mundial, según el Gobierno- no son creíbles.

“Está demostrado que la estadística oficial está adulterada”, opinó Boiko.

Tanto el Gobierno como el Ayuntamiento de Moscú negaron categóricamente la manipulación, y la Cancillería del país exigió una inmediata rectificación a los medios que acusaron a Rusia de manipular los datos. La Duma (Cámara baja del Parlamento) amenazó además con privarles de la acreditación para seguir trabajando en este país.

OPOSICIÓN RECHAZA ENMIENDAS ELECTORALES

Precisamente, la Duma aprovechó esta semana, como ocurriera con la aprobación de la reforma de pensiones coincidiendo con el Mundial de fútbol, para aprobar a toda prisa dos enmiendas electorales que la oposición considera anticonstitucionales.

La primera impide a los activistas opositores condenados en virtud de la conocida como Ley Dadin, que castiga con penas de cárcel la reincidencia en la violación de las normas legales en mítines políticos, presentarse como candidatos a las elecciones, sean locales o federales.

Esto dejaría fuera a numerosos candidatos de la oposición extraparlamentaria, especialmente después de que numerosos activistas fueran detenidos y condenados el verano pasado en las multitudinarias protestas antigubernamentales en la capital rusa.

“El objetivo principal es impedir que los candidatos independientes concurran en las elecciones, especialmente los opositores más jóvenes y activos”, explica Boiko.

En la misma línea, el liberal Serguéi Mitrojin, del partido liberal Yábloko, asegura que dicha enmienda es “anticonstitucional” y demuestra el “nihilismo jurídico” en el que está sumida la mayoría oficialista en la Duma.

De hecho, como recuerda Boiko, el líder de la oposición rusa, Alexéi Navalni, está privado de postular en unas elecciones por haber sido condenado en un caso de malversación de fondos, aunque nunca llegó a ser encarcelado.

En cuanto a la segunda enmienda, el partido del Kremlin, Rusia Unida, aprobó el miércoles la votación virtual, tanto en elecciones federales como municipales, lo que desató la ira incluso de la leal oposición parlamentaria.

“La votación virtual permitirá falsificar fácilmente los resultados electorales”, alertó Mitrojin, y añadió que eso supondrá el fin del “sufragio secreto”, ya que el voto quedará a merced de los administradores de dichos programas informáticos.

Recordó que dicho experimento ya se utilizó en los comicios moscovitas en algunos distritos y dio la casualidad de que en todos ellos los candidatos opositores perdieron ante políticos oficialistas.

Además, Boiko está convencido de que la votación virtual es un mecanismo para marginar a los observadores electorales independientes, muy activos desde el fraude oficialista en las elecciones a la Duma de 2011.

“Desde entonces, al menos en Moscú y sus alrededores, la oposición ha logrado evitar el fraude, lo que irritó de sobremanera al Gobierno. Por eso, ahora quieren aumentar los canales de votación”, asegura el político opositor.

EFE

Exit mobile version