Domingo Alberto Rangel: Coincidiendo con Henry Kissinger - LaPatilla.com

Domingo Alberto Rangel: Coincidiendo con Henry Kissinger

Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

Con retardo me llega un escrito de Henry Kissinger del 03 de abril, donde quien fue Secretario de Estado de Richard Nixon –los que no sepan quiénes son estos señores busquen en Wikipedia- hace unos señalamientos parecidos a los que vengo haciendo para Venezuela desde comienzos del confinamiento… pero en este caso dirigidos desde el Washington Post para el mundo.

Pero viniendo de estos pensamientos de quien logró introducir en la China una marca de refresco estadounidense… en plena guerra fría… y de quien ignoro por cual razón se le considera el USA un “halcón”… cuando le recomendó a Nixon desescalar la guerra de Viet Nam… son dignos no solo de tomar en cuenta sino de seguirlos en nuestro país… si se puede.

“Los Estados Unidos deben proteger a sus ciudadanos y, con urgencia, trabajar en la planificación de una nueva época”… alerta Kissinger.





A continuación el viejo profesor de Harvard coincide con don Pepe Mujica e incluso con este servidor cuando alerta que “La realidad es que el mundo nunca será el mismo después del coronavirus”… solo le faltó decir que el mundo será màs pobre hagan lo que hagan los grandes líderes.

Aunque en este sentido Kissinger alerta sin llegar a la estupidez de Bolsonaro al comentar que “las medidas necesarias de salud pública, como el distanciamiento social y el cierre de escuelas y negocios, están contribuyendo al dolor económico”.

Hombre práctico en su artículo hoy comentado Kissinger recomienda una trilogía de medidas para la situación que no duda en calificar como nunca antes vista en la historia:

La primera “Necesitamos desarrollar nuevas técnicas y tecnologías para el control de infecciones y programas de vacunación a escala de grandes poblaciones”… una medida si se quiere socialista en la óptica del siglo pasado.

Otra; “hay que esforzarse por sanar las heridas de la economía mundial”… medida que en la vieja y vetusta óptica se podría llamar “neoliberal”.

Y finaliza, “deben salvaguardarse los principios del orden mundial liberal”… con lo cual vuelve a los Estados Unidos de siempre… que obviamente no son lo que tiene en mente el actual Presidente.

El último punto Kissinger… profesor emérito de historia… lo explica con una imagen poderosa pero nada mejor que copiar las palabras del autor:

“La leyenda fundadora del gobierno moderno es una ciudad amurallada protegida por poderosos gobernantes, a veces despóticos, otras veces benevolentes, pero siempre lo suficientemente fuertes como para proteger a las personas de un enemigo externo. Los pensadores de la Ilustración reformularon este concepto, argumentando que el propósito del estado legítimo es satisfacer las necesidades fundamentales de las personas: seguridad, orden, bienestar económico y justicia. Las personas no pueden asegurarse esos beneficios por sí mismas. La pandemia ha provocado un anacronismo, un renacimiento de la ciudad amurallada en una época en que la prosperidad depende del comercio mundial y el movimiento de personas”. Las democracias del mundo necesitan defender y sostener los valores de la Ilustración”.

Excelente por HK… solo añado que por las mismas razones en Venezuela no podemos tomar esta u otra vía… hasta que las grandes economías con USA y China a la cabeza… no decidan.

Pero que mientras tanto y merced a la gran debacle en que termina el episodio del autojuramentado, los J. J. Rendón y el resto de la banda… hay que construir una nueva oposiciòn… distinta del socialismo… respetuosa y que se haga respetar.

Reconocer que quien gobierna en Venezuela es Nicolàs Maduro solo es la respuesta a una pregunta retórica… exigir que el Presidente entienda que esta oposiciòn no tiene cartas bajo la manga… distintas a las de la democracia liberal… que es ganar algún día una elección… para ser gobierno no es mucho… y exigirle a Trump el cese de las sanciones que màs bien fortalecen al gobierno… tampoco es una locura.

Locura sería seguir con el mismo cuentecito que lleva 21 años de derrotas.