William Anseume: Política y universidad

William Anseume: Política y universidad

Este tema presenta profundo, presenta al menos una doble vía. La de las políticas públicas universitarias y la de la vida política del país incidida por las universidades. De momento, aunque no pienso abandonar ninguna, me quedo con la segunda.

¿Cuándo surgió el prurito de la política partidista en las universidades? ¿Acaso no eran en su mayoría políticos y universitarios, por retrotarernos a la fundación de la nación, quienes aquel día firmaron el Acta de la Independencia? Más recientemente, por indagar el momento de la ruptura:¿Quiénes instauraron la democracia en Venezuela? ¿No eran políticos? ¿No fueron universitarios? ¿Dónde se forjó la llamada Generación del 28 tan luchadora contra la tiranía gomecista? ¿De dónde surgen formados intelectualmente y preparados para hacer política los líderes que organizan el quiebre de la dictadura de Pérez Jiménez? ¿No fueron también en su mayoría universitarios? ¿Quién fue Leoni? ¿Quién fue Jóvito? ¿Quién fue Caldera? ¿Dónde, en principio, bebió ideas Betancourt?

Justo en el proceso de devaluación discursiva y política de la democracia puntofijista, se crea la dañina distanciación politica-universidad en Venezuela. Una brecha que permite escalar con ímpetu esas elaboraciones mentales de la izquierda venezolana también surgidas de la brillantez universitaria, indudablemente, imbuidas en los procesos “heroicos” de la Revolución Cubana, y en toda la visión bipolar internacional que le sirvió a la mayoría de los intelectuales como trampolín para inclinarse al ala soviética del mundo en oposición a la supuesta explotación capitalista de los proletarios del orbe. Simplifico en demasía procesos complejos. Pero no dudo que, sin buscar hacer descansar en nadie culpabilidades que obedecen a una época y una épica fundamental de la humanidad, derivada, entre otros múltiples aspectos, de una Guerra Mundial y sus consecuencias; a la llamada izquierda internacional le convino en demasía la apertura de una distancia de la política con respecto a la universidad. Especialmente en Venezuela, donde el afianzamiento de la cultura militarista así como su conexión con los militares le sirvió a esa izquierda para materializar finalmente su conquista del poder. De allí que se haya aupado a un Teniente Coronel a la presidencia de la República, y éste haya postulado (impuesto) al individuo más alejado de la universidad para sucederle ante su muerte inminente.





Ahora, de unos cuarenta o cincuenta años a acá, la política se torna un acto malvado para universitarios que se posicionan como académicos puristas. La universidad nada quiere saber de políticos y, al parecer, viceversa. Como si no hubiera, como de hecho ahora la hay, y de qué manera, una acción destructiva del poder hacia las universidades, un odio, una repulsa, que me da la razón en cuanto al origen y materialización de la idea de alejar lo más posible a la universidad de la política, hasta causar una brecha honda, irrecuperable. De allí que para un acto reciente por la autonomía universitaria en el Aula Magna de la UCV, por poner un ejemplo mísero, se haya predicho que era un acto universitario que no permitiría la participación de líderes ni de partidos políticos, como ocurrió para deslucimiento y mayor intrascendencia de tan importante evento.

En ese sentido, los universitarios tenemos la obligación de rescatar ambos para el pensamiento y para la acción. Política y universidad sólo en la ficción no van juntas; esa mala idea elaborada justamente por políticos que implantaron imágenes para hacer ver que la actividad política era nauseabunda e indigna, menor, sucia y contaminante, para su conveniencia y la de sus proyectos, a la par de ser una idea falsa, generó los peligros mayores y causó en parte sustancial estos estragos en una y otra, en la acción política y en la universidad. Volveré, sin duda sobre estos planteamientos aquí apenas esbozados.