Los R, los hermanos siniestros que mueven los hilos en la Venezuela de Maduro

Los R, los hermanos siniestros que mueven los hilos en la Venezuela de Maduro

La portada de ‘Los hermanos siniestros’, de Ibéyise Pacheco. RAYMA SUPRANI

 

Son los R. Ramírez en la novela, Rodríguez en la vida real. Betty y Jaime. Delcy y Jorge. Son los protagonistas de Los hermanos siniestros, una ficción que retrata cómo es la élite dirigente en la Venezuela chavista y madurista. La periodista y escritora venezolana Ibéyise Pacheco (Caracas, 1961) describe con detalle a los hermanos Ramírez, que manejan los hilos del poder gracias a sus excelentes relaciones con el líder bolivariano, Nicolás Maduro, y su esposa, Cilia Flores.

Por Ana Alonso / El Independiente





Ibéyise Pacheco explica desde Miami cómo se sintió atraída por los personajes de su novela porque han construido «una alianza potente». Betty y Jaime Ramírez los llama, pero cualquiera que conozca la realidad venezolana ve reflejados a Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, la protagonista del Delcygate, y su hermano Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información. «Estos personajes han ido creciendo en el madurismo. Representan el madurismo, la parte más oscura del chavismo que ha terminado de destruir el país».

Han subido muy alto, aunque a Hugo Chávez no le gustaban, especialmente Delcy, y por eso no les puso alfombra roja. Tampoco los R eran chavistas y poco amigos de los militares, pero su ambición no tiene límites y les lleva a adaptarse como los camaleones.

“Han penetrado en el entorno íntimo de Nicolás Maduro y de Cilia Flores. Y se reparten los papeles: él, gracias a su formación como psiquiatra, se acercó a Maduro, y ella sabe cómo contentar a Cilia. Los hermanos aspiran a ser ellos quienes tomen el poder por completo”, afirma Ibéyise Pacheco, que lleva cinco años y ocho meses en el exilio.

Ibéyise Pacheco es una de las periodistas a las que sigue atentamente todo aquel que quiere saber lo que pasa en Venezuela. Cuenta con 1,9 millones de seguidores en Twitter. Los hermanos siniestros, que puede adquirirse en Amazon, es el quinto de sus libros.

Según la autora, “el plan sería que sea él quien llegue a la Presidencia, pero como trabajan a la par, el plan B sería que fuera ella. Son indivisibles. Ese amor mutuo es lo único que tienen en el mundo”.

La periodista venezolana Ibéyise Pacheco. | Foto: El Independiente

 

“Los dos hermanos se dividen labores de penetración y de control. Ella se acerca más a Cilia y él a Nicolás. Uno hace más contacto con los cubanos (ella) y él más con los militares, aunque en líneas generales no se llevan bien con los militares. Tienen redes con los sectores violentos, los colectivos militares, que ha armado el régimen”, relata la investigadora, que en esta ocasión ha preferido la ficción para escribir sobre su añorada Venezuela. Por rigor prefiere la novela antes que el reportaje.

Los R son universitarios, incluso ella completó su formación en el exterior, Francia y Reino Unido. Están marcados por el asesinato de su padre, fundador de la Liga Socialista. Le mataron en 1976, cuando Delcy tenía siete años y Jorge 11.

“Los dos se comportan como unos vengadores de la muerte de su padre. El entorno cuenta que no añoran al padre con amor. Los responsables de la muerte fueron condenados. Usan su asesinato como una patente de corso. Delcy ha reconocido que llegaron al poder para vengarse, pero también a sus íntimos les ha dicho que no le añora. No es una nostalgia de amor. Sea como sea, esta pérdida no te da derecho a convertirte en torturador”, señala Ibéyise Pacheco.

Llama la atención cómo han actuado contra quienes formaron parte de su entorno. En el libro se relata cómo Leopoldo López Gil, actualmente eurodiputado del Partido Popular y padre del disidente Leopoldo López, apoyó la concesión de la beca de posgrado a Delcy Rodríguez, que luego convirtió al opositor de Voluntad Popular en una bestia negra para el régimen.

“El primero que inhabilita a Leopoldo López fue Chávez, que se dio cuenta rápidamente de que es un personaje político con un perfil presidenciable. Por eso impide que sea incluso alcalde. También lo tienen claro Delcy y Jorge. Es su gran enemigo porque es quien podría ser jefe político de este país. Por formación, por su lucha, por su carisma”, dice la autora de Los hermanos siniestros.

Los protagonistas de Los hermanos siniestros son codiciosos hasta el extremo y no tienen piedad. Son capaces de inventar mentiras para llevar a la cárcel a sus enemigos. Incluso cuando la mayoría de los venezolanos pasan hambre ellos se dejan ver con relojes lujosos y ropa de marca. Son maestros a la hora de saber seguir la pista del dinero para enriquecerse sin fin.

De él destaca la periodista su codicia, su ausencia de inteligencia emocional y su complejo de intelectual. Su lado más humano lo muestra con su familia. Es padre de cuatro hijos. Ella es inteligente y trabajadora, pero muy obcecada. Vive por y para el poder y está obsesionada con la apariencia física. “Es inteligente, pero sin corazón”, dice Pacheco.

La bronca del ‘Delcygate’

Ibéyise Pacheco alude en la obra a la intrahistoria del Delcygate, la crisis que se desencadenó en España cuando Delcy Rodríguez, sancionada por la Unión Europea, aterrizó en España y se vio en el aeropuerto de Madrid con el ministro de Transporte, José Luis Ábalos.

“En algún momento Abalos confesará cuánto lo maltrató ella. Es grosera y se siente poderosa. Ella pretendía una reunión de verdad en la Moncloa. Para ella Ábalos tendría que haberle atendido. Sería interesante saber qué le dijo. Ya reconoció el ministro que fue muy incómodo”, comenta la escritora.

“Delcy no permite un no y Ábalos le dijo que no podía reunirse con Sánchez, como pretendía. Pablo Iglesias le dijo que no habrá problema, pero lo hubo”, añade. Con Podemos tienen una excelente relación. La bronca, aventura, debió de ser histórica. “Las sanciones les fastidian porque no les permiten vivir como les gustaría, moverse por el mundo sin problemas”.

En esa crisis se desveló la excelente relación que tiene Delcy Rodríguez con el ex jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien llama «mi príncipe«. Según Pacheco, es una relación interesada.

Control del sistema electoral

El régimen chavista convoca elecciones pero son comicios que están concebidos para mantener el poder, no para cederlo. La única institución que aún está en manos de la oposición es la Asamblea Legislativa. En diciembre de 2015 perdió el chavismo y a punto estuvo Maduro de no reconocer la victoria de sus rivales. No lo hizo y empezó a orquestar otra estrategia: quitar poder al Legislativo.

Ahora han convocado elecciones legislativas para diciembre, al tiempo que se niega a que se repitan las presidenciales que se atribuyó con serias sospechas de fraude en mayo de 2018. Por esa razón el presidente de la Asamblea Nacional Guaidó, asumió el 23 de enero de 2019 como presidente encargado, así reconocido por 60 países del mundo.

Para que la nueva Asamblea Legislativa sea del gusto del chavismo resulta fundamental controlar el sistema electoral. “Los hermanos siniestros son los que realmente mandan. Maduro confía mucho en los dos, pero sobre todo en él. Delega en él las reuniones de dialogo, los operativos que interceptan a opositores… Cada vez que viene un proceso electoral se crece. Tiene el poder. Monta la pantalla de que es un proceso electoral limpio. Lo hace con eficiencia. Mientras no saquemos del poder estamos perdiendo”, añade la autora.

Ibéyise Pacheco no descarta que en Venezuela, donde la pandemia asola un país ya asolado, hay un estallido social. “Las explosiones sociales son difíciles de vaticinar. No hay sistema de producción. Y no hay tantos militares para matar a tanta gente. Maduro ya no tiene recursos”.

Por un lado, la pandemia ha agravado la situación económica y social, pero de momento ha paralizado cualquier protesta. “Ha aprovechado la pandemia porque todo el mundo está encerrado en su casa. En condiciones normales íbamos directos a una explosión social, se notaba en el interior del país. No hay gas, el sistema eléctrico está colapsado. La gente salía a la calle. La pandemia ha acabado dándole tiempo a Maduro”. Aún no está todo dicho.