William Anseume: Ascensos militares, según la ley

La Asamblea Nacional ya tiene una muy merecida Ley de Ascensos Militares. La Fracción 16 de julio, de la mano del diputado Luis Barragán, quien integra la Comisión de Defensa de este ente, introdujo esta misma semana el ordenamiento legal para su respectivo trámite. Un trabajo efectuado con rigor por el coronel y abogado Ángel Bellorín.

¿Qué se pretende con la Ley? Llenar el vacío jurídico y fomentar la institucionalización de la Fuerza Armada. Los ascensos militares, según la constitución, son potestad irrenunciable de esa Fuerza y se obtienen por mérito, escalafón o plaza vacante (artículo 331); no porque caprichosamente se le ocurra al partido que ocupa el poder momentáneamente. Así ese momento sea tan desmesurado, como ocurre en la actualidad.

Recientemente preguntaba uno de los supuestos alzados de la comiquita del 30 de abril acerca del proyecto opositor para los militares. No puede ni debe ser otro que el de tomar el rumbo de la institucionalización, el del cumplimiento cabal de la constitución y las leyes. Esto nada tiene que ver con llevar atuendos rojos, ni gritar monsergas que se le ocurran a los publicistas del régimen en función de los intereses políticos de un partido, tal como “Chávez Vive”, o que los militares tengan que sufrir el oprobio de contar en un acto oficial con un invitado muerto de cartón, en un acto que por su naturaleza debe ser sobrio y serio.





El respeto por la profesionalización de la Fuerza Armada debe incluir la dedicación absoluta a las tareas encomendadas por la carta fundamental y la leyes: el control irrestricto de las armas, la soberanía, el territorio, el orden interno. Para que no tengan que seguir ocupados de la alimentación, de la gasolina, del Metro de Caracas o de PDVSA. Para la recuperación de la dignidad militar extraviada estos tantos años. Para que no se diga, sin una efectiva respuesta militar, que dos aviones extraños surcaron el espacio aéreo, que grupos guerrilleros se apoderan del sur o del occidente del país, que fue avistado un ovni en tal estado, o que el Esequibo anda a la deriva en materia militar. O, peor, que altos representantes militares sean cuestionados por tribunales o por informes internacionales, por narcotráfico, o por atentar, como atentan, contra los Derechos Humanos.

Espero que esta Ley cuente con una pronta aprobación en la plenaria de la Asamblea Nacional, luego de cumplir su proceso de discusión. Espero que se oriente así definitivamente la profesionalización y la institucionalización seria de la Fuerza Armada. Por el mayor bienestar futuro del país.