El partido de Aung San Suu Kyi pide su liberación tras el golpe de Estado en Birmania

El partido de Aung San Suu Kyi pide su liberación tras el golpe de Estado en Birmania

Los partidarios de la LND se reúnen frente a la embajada de Myanmar después de que los militares tomaron el poder de un gobierno civil elegido democráticamente y arrestaron a su líder Aung San Suu Kyi, en Bangkok, Tailandia, el 1 de febrero de 2021. REUTERS / Athit Perawongmetha

 

El partido de Aung San Suu Kyi pidió el martes la “liberación” inmediata de la dirigente tras el golpe de Estado en Birmania, condenado internacionalmente, al tiempo que Washington amenazó con sanciones antes de una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

El golpe se llevó a cabo sin violencia pero los soldados seguían desplegados en la capital, Naypyidaw, donde Aung San Suu Kyi, de 75 años, y otros líderes de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), fueron detenidos en la madrugada del lunes.





Los soldados también rodearon los edificios donde viven los parlamentarios, y una diputada de la LND describió a la AFP un “centro de detención al aire libre”. “Tenemos comida, pero no podemos salir del recinto” por culpa de los soldados, explicó bajo condición de anonimato.

Según la diputada, Aung San Suu Kyi y el presidente de la República Win Myint están “bajo arresto domiciliario” en la capital, pero el ejército no ha revelado ninguna información sobre su paradero.

“Estamos preocupados, nos gustaría tener fotos” para tranquilizarnos sobre el estado de “Mother Suu”, dijo.

La LND pidió en Facebook la “liberación” inmediata de la Premio Nobel de la Paz de 1991 y de otros líderes del movimiento, denunciando una “mancha en la historia del Estado y del Tatmadaw”, el ejército birmano.

El ejército debe “reconocer el resultado” de las elecciones de noviembre, añadió el partido.

Los militares, que niegan la validez de esas elecciones, ganadas por gran mayoría por la LND, declararon el lunes el estado de emergencia durante un año, poniendo fin de forma abrupta a una década de proceso democrático, limitado pero estable.

– “Preocupado y asustado” –

Veinticuatro horas después del golpe, la gente todavía tenía miedo a hablar por temor a represalias, en un país que ha vivido bajo el yugo de la dictadura militar durante casi 50 años desde su independencia en 1948.

“La gente no va a salir a la calle a manifestarse. Todo el mundo sabe que los soldados están armados y pueden disparar”, dijo Maung Mu, un vendedor de periódicos en Rangún.

“La gente tiene miedo de criticar abiertamente, aunque no nos gusta lo que está pasando”, dijo Maung Zaw, que regenta un pequeño puesto de carne, mientras un taxista dijo estar “preocupado y asustado”.

Sin embargo, no había señales de una presencia militar significativa en Rangún, la capital económica de más de 5 millones de personas, lo que demuestra la confianza de los militares en su control del país, según los observadores.

Las conexiones telefónicas y el acceso a internet, que se habían interrumpido el día anterior, volvieron a funcionar, los bancos reabrieron, pero el aeropuerto internacional siguió cerrado.

Sin embargo, los mercados y las calles, que en general estaban animados a pesar de la pandemia de coronavirus, estaban más tranquilos que de costumbre.

Pareciendo presentir los acontecimientos, Aung San Suu Kyi había preparado un mensaje antes de ser detenida, instando a los birmanos a “no aceptar el golpe”.

El ejército prometió celebrar nuevas elecciones “libres y justas” una vez que se levante el estado de emergencia de un año, pero los birmanos se mostraron pesimistas.

“Se atrevieron a dar un golpe en medio de una pandemia. Pueden permitirse cualquier cosa”, dijo el taxista.

Por el momento, los generales guardaron silencio ante las fuertes condenas del extranjero.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió a la comunidad internacional que “hable con una sola voz para exigir que el ejército birmano abandone el poder inmediatamente”, y la ONU y la Unión Europea condenaron unánimemente el golpe.

Por el contrario, Pekín se negó a criticar a nadie, limitándose a pedir a todas las partes que “solucionen sus diferendos”.

El martes está prevista una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

– Paria internacional –

El jefe del ejército, Min Aung Hlaing, que concentra ahora ejerce la mayor parte del poder, está considerado un paria en los países occidentales por la sangrienta represión de los militares contra la minoría musulmana de los rohinyás, una tragedia que ha llevado a Birmania a ser acusada de “genocidio” ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo tribunal de la ONU.

Aung San Suu Kyi, muy criticada internacionalmente por su pasividad en esta crisis que llevó a cientos de miles de rohinyás a refugiarse en Bangladés, sigue sin embargo siendo idolatrada su país.

La “Dama de Rangún” estuvo años en el exilio y regresó a Birmania en 1988, convirtiéndose en la principal figura de la oposición a la dictadura militar. Pasó 15 años en arresto domiciliario antes de ser liberada por el ejército en 2010. AFP