Desde el momento en que un extraño apretó una pistola contra su cuello, Kara Robinson Chamberlain comenzó a burlar a su captor y a planear su dramática huida.
Por Mirror
Con solo 15 años, no tenía idea de que el hombre que la obligó a subir a la parte trasera de un automóvil era un asesino en serie y violador que ya había asesinado a tres niñas.
Pero sabía que la única forma de mantenerse con vida era obedecer las demandas del secuestrador y engañarlo haciéndole creer que ella no se defendería para que él bajara la guardia.
Kara, que ahora tiene 34 años, ha contado la escalofriante historia de cómo sobrevivió milagrosamente a un niño depredador enfermo que la encadenó a su cama y la mantuvo cautiva durante 18 horas mientras su esposa estaba en Disney World con su madre.
Kara, madre de dos hijos, de Columbia, Carolina del Sur, le dijo al Mirror: “Casi en el instante en que sentí que el arma tocaba el costado de mi cuello, fue: ‘Está bien, ve con él, haz lo que dice y sé lo más amable’ ‘. como sea posible’.
“Déjalo pensar que no vas a contraatacar, para que cuando lo hagas lo pille desprevenido.
“Fue un cambio instantáneo al modo de supervivencia”.
Su experiencia se contará en un nuevo documental de dos horas, Escaping Captivity: The Kara Robinson Story, en el canal de televisión Oxygen este otoño.
Era el 24 de junio de 2002 y Kara planeaba ir a nadar con amigos de la escuela secundaria después de pasar la noche en casa de un amigo.
Vestida con su pijama, estaba regando flores para la mamá de su amiga cuando pasó un automóvil y regresó momentos después, deteniéndose en el camino de entrada.
El hombre detrás del volante era Richard (Marc) Evonitz, de 38 años, que merodeaba por el vecindario en busca de su próxima víctima después de asesinar a tres niñas, Sofia Silva, de 16, y sus hermanas Kristin, de 15, y Kati Lisk, de 12 años antes.
Kara dijo que el conductor no parecía “espeluznante o aterrador” cuando se acercó a ella y le preguntó si sus padres estaban en casa.
Cuando le explicó que la madre de su amiga no estaba en casa, Evonitz se acercó y dijo que estaba repartiendo folletos.
Kara dijo: “Al mismo tiempo, me puso una pistola en el lado derecho del cuello y viniera con él o me dispararía”.
“Me acompañó hasta el lado del conductor del automóvil, abrió la puerta, jaló el asiento hacia adelante y me dijo que entrara”.
Obligada a meterse en un gran recipiente de plástico en el asiento trasero a plena luz del día, trató de realizar un seguimiento de los giros del automóvil e incluso de memorizar el número de serie dentro del recipiente.
Kara dijo: “Desde ese momento me di cuenta de que probablemente él no me dejaría ir y que dependería de mí salir y escapar.
“Quería reunir tanta información como pudiera para averiguar dónde estaba y quién era él para identificarlo más tarde”.
Evonitz detuvo el automóvil, un Pontiac Firebird verde, al costado de una carretera mientras se preparaba para pasar de contrabando a Kara a su departamento sin que los vecinos se dieran cuenta.
La sujetó y le puso una mordaza en la boca mientras le ordenaba que se callara, y luego condujo otro minuto antes de llevar el contenedor a su piso.
Kara dijo: “Estuve allí durante 18 horas con él. Me dio drogas y me agredió sexualmente varias veces.
“Me dijo que me dejaría ir cuando terminara conmigo, pero siendo yo la persona obstinada que soy, pensé: ‘No voy a esperar por ti'”.
Kara hizo preguntas y estudió el apartamento para recopilar detalles sobre su captor: descubrió que estaba en la Marina, memorizó las direcciones de su dentista y médico con imanes en su refrigerador y se dio cuenta de que una mujer vivía en el apartamento con él.
Sufrió un ataque de pánico cuando Evonitz la volvió a meter en el contenedor mientras llamaba a su esposa, que estaba en Walt Disney World con su madre.
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