Queda claro entonces que el sistema judicial venezolano no ha puesto en acción ningún juicio en el marco del debido proceso, ni ha practicado investigaciones que conduzcan a precisar los hechos criminales objetos de las denuncias. Igualmente se caracteriza al sistema judicial venezolano como un aparato carente de independencia y autonomía para tramitar, como legalmente corresponde, los hechos criminales denunciados y la Fiscal Bensouda presume que “el Estado mantiene protección a los autores de los delitos denunciados”.
Lo que vale la pena subrayar en los papeles dejados firmados por la Ex Fiscal Bensouda es que acepta y comunica que “tiene la certeza de la veracidad, de los hechos denunciados, así como la procedencia del requisito fundamental para que la CPI asuma la investigación dando por cierto que en Venezuela lo que hay son aparatos tribunalicios que trabajan incondicionalmente para Maduro y su corte de bandoleros. Es aquí lo mas importante de ese juicio de valor porque se dan razones para que se active el principio de complementariedad, lo cual significa que en criterio de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, en nuestro país no hay un sistema judicial confiable ni garantista.
Tienen razones para estar inquietos y en estado de alerta todos los defensores de los derechos humanos que no olvidan que los crímenes de lesa humanidad comenzaron a darse en Venezuela mucho antes del año 2017. Estamos de acuerdo con esa inconformidad. Pero lo que nos corresponde ahora es mantener la vigilia, seguir aportando pruebas, apoyarnos en las denuncias de mucho peso que se han introducido, como la que presentaron los Estados Partes a saber, Canadá, Perú, Chile, Colombia, Paraguay y Argentina, además de los informes elaborados por la ONU y por la OEA, y que fueron oportunamente consignados ante la Corte Penal Internacional. ¿Qué habido retrasos? Si, es cierto, pero esas demoras no deben desarmarnos de entusiasmo ni dejarnos paralizados, por el contrario, hay que incrementar las pesquisas, redoblar las diligencias y estar con los ojos puestos, todo el tiempo, en ese Tribunal para que se haga justicia.