ELN repudió muerte de uno de sus comandantes tras bombardeo en Colombia

ELN repudió muerte de uno de sus comandantes tras bombardeo en Colombia

El ELN controla pueblos en la frontera

La guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se declaró en “luto” por la muerte de uno de sus comandantes el 28 de septiembre tras un bombardeo de las autoridades colombianas y pidió a la Cruz Roja un “informe” sobre la operación.

“Es obligatorio que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entregue un informe oficial a la opinión nacional(…) de lo acontecido”, exigió la organización rebelde en un comunicado entregado a la AFP este jueves y fechado en “las montañas de Colombia”.

Ogli Angel Padilla Romero, alias “Fabián”, era el comandante del Frente de Guerra Occidental, uno de los bastiones de esa guerrilla guevarista en el departamento de Chocó (noroeste), en el pacífico colombiano.





Según el Ejército, murió el 28 de septiembre en un hospital de Cali (suroeste), tras sobrevivir a un bombardeo aéreo y esconderse herido en la selva durante más de diez días.

Tras anunciar su posible muerte en esa operación el 16 de septiembre “ahora el gobierno cambia la versión (…) para decir que Fabián (…) se mantuvo vivo durante 11 días”, cuestionó la guerrilla alzada en armas desde 1964.

“Lo curioso del asunto es que no muere estando herido y sólo en la selva, y termine muriendo en una clínica a las 12 horas de haber sido capturado vivo”, subrayó la organización, sugiriendo que podría haber sido asesinado por los militares luego de su captura.

A través de un portavoz, el CICR contestó que “cualquier observación (…) sobre la conducción de hostilidades y sus consecuencias, es compartida de manera bilateral y confidencial con los concernidos”.

-Bombardeo “descomunal”-

El bombardeo al campamento selvático de Fabián dejó al menos seis muertos aparte del comandante. “Fue descomunal (…), usando de manera desproporcionada la fuerza militar y los explosivos”, reclamó el ELN, que llamó a sus militantes “a sorprender con acciones de igual dimensión al enemigo”.

Contra el extinto comandante pesaban varias órdenes de captura por secuestro, homicidio y rebelión. Fue un “terrorista cínico”, un “criminal muy peligroso, autor de asesinatos y secuestros (…) un narcotraficante” y responsable del desplazamiento de “miles de personas “, según el gobierno.

Su muerte constituye uno de los mayores golpes del gobierno del presidente conservador Iván Duque contra la última guerrilla reconocida del país tras la firma de un acuerdo de paz con las FARC en 2016.

Poco después de llegar al poder, Duque sepultó los diálogos de paz que sostenía con el ELN su antecesor, el Nobel de Paz Juan Manuel Santos, a raíz de un ataque con coche bomba contra una academia policial que dejó 22 cadetes muertos, además del agresor.

Colombia vive el peor rebrote de la violencia desde el desarme de las FARC. Disidentes del pacto de paz, el ELN y grupos armados de origen paramilitar se disputan en varias regiones las rentas del narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal.

AFP