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Cuentan que hace unos 45 años, cuando Vicente Fernández mandó a construir los espacios de su rancho (finca) en Guadalajara, México, en el sector llamado Tlajomulco de Zúñiga, el arquitecto a cargo le dijo que la piscina le iba a salir más cara que la casa principal.
El famoso mariachi, para entonces el último de los grandes cantantes vivos de México, pidió que la piscina fuera en forma de guitarra y así quedó, sin importar los costos. Tiene las cuerdas pintadas en el fondo y es uno de los espacios más visitados de Los Tres Potrillos, como se llama su finca, en homenaje a sus tres hijos varones, Vicente, Gerardo y Alejandro.
Y fue el universo de Fernández desde 1980, un homenaje a su vida de vaquero mexicano, de hombre de campo, de cantor popular. Su lugar en el mundo.
![El lugar está lleno de recuerdos que compraba el artista o le enviaban sus seguidores.](https://i0.wp.com/www.eltiempo.com/files/article_content_new/uploads/2021/08/17/611c3bd1eaa2a.jpeg?resize=640%2C359&ssl=1)
Allí fue el rey con su esposa, María del Refugio Abarca Villaseñor, conocida como doña Cuca. La pareja se conoció cuando eran niños y no se han separado nunca. Y en Los Tres Potrillos siempre se ratificó su reinado, pues hasta allí llegaban hijos, nietos, suegras y yernos (el artista tiene una hija adoptiva). Eran famosas las navidades con todos en la casa y también las celebraciones del Día de la madre y el padre.
En la finca de Fernández, de cinco kilómetros cuadrados (500 hectáreas) hay 400 caballos (muchos sementales), animales de campo, senderos y un coliseo con capacidad para 11.000 personas que tiene 3.500 parqueaderos, el Arena Vicente Fernández, del que el músico se sentía muy orgulloso.
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