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El hombre entra corriendo a un hospital llevando en brazos a su bebé envuelto en una frazadita ensangrentada.
Por Clarín
Detrás viene una mujer llorando desesperadamente.
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Son Marina y Fedor Yatsko, los papás del pequeño Kirill, que está envuelto en esa manta azul y fue alcanzado por las esquirlas de una bomba rusa en la ciudad de Mariupol.
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En el hospital la energía eléctrica va y viene y los médicos luchan desesperadamente para salvar la vida de ese bebé de 18 meses.
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Un rato después los médicos lloran. No pudieron lograr el milagro. Kirill ha muerto.
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Las desgarradoras imágenes de los jóvenes padres desesperados se han convertido en uno de los símbolos del trágico sufrimiento de los civiles en un país sometido a los bombardeos rusos en Ucrania.