Explicación de una psicóloga de Harvard sobre el comportamiento de Will Smith en los Oscar

Explicación de una psicóloga de Harvard sobre el comportamiento de Will Smith en los Oscar

 

Tras la “bofetada que dio la vuelta al mundo” en los Oscar, los espectadores se preguntaron qué pasaba por la mente de Will Smith cuando agredió al comediante Chris Rock. En su discurso de aceptación como mejor actor, Smith, quien ahora enfrenta medidas disciplinarias por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, dijo que estaba defendiendo a su esposa, Jada Pinkett Smith, cuya pérdida de cabello debido a la alopecia fue objeto de una broma de mal gusto al aire de Rock. En los días posteriores, el episodio ha provocado discusiones y debates en torno a un tema más amplio: la socialización de niños y hombres por parte de la sociedad para la violencia, protectora o de otro tipo.





Por Infobae

Aunque está mal visto en muchos segmentos de la sociedad, la violencia sigue siendo una característica principal de los mensajes sobre la masculinidad, en el patio de recreo, en las películas y tal vez incluso en el hogar”, detalló en diálogo con The Harvard Gazette, Anna Precht, instructora de psicología en la Escuela de Medicina de Harvard y directora del programa 3East Boys Intensive Program de McLean Hospital, diseñado para ayudar a los adolescentes con dificultades.

La mejilla de Rock aún no había tomado color tras el cachetazo y el comentariado, es decir, cualquiera con Twitter o con un chat de más de dos personas, ya tenía listas varias lecturas políticas contrastadas sobre el momento que todo el mundo recodará de unos Oscar muy timoratos y conservadores: el golpe de Smith y su grito desaforado: “Mantén el nombre de mi mujer lejos de tu maldita boca”. Aunque esa es la frase que ya vive en 500 memes, hay otra que pronunció el actor que tiene aun más peso. Aquella que dijo entre lágrimas algunos minutos después, cuando recogió el Oscar al Mejor actor por El método Williams. “El amor te hace hacer cosas locas”, se justificó, en un discurso en el que mencionó a Dios, al diablo y a Denzel Washington.

Imágenes muestra al actor estadounidense Will Smith (der.) acercándose al actor estadounidense Chris Rock en el escenario, y el actor estadounidense Will Smith (der.) abofetea al actor estadounidense Chris Rock en el escenario, durante la 94.ª entrega de los Oscar en Dolby Theatre en Hollywood, California, el 27 de marzo de 2022. (Foto de Robyn Beck / AFP)

 

La afirmación de Smith de que su motivación era proteger a su familia sin lugar a dudas llamó la atención de los invitados y espectadores, cómo a los de una generación anterior se les enseñó que es bueno proteger a su familia, aunque en cualquier época subir al escenario y golpear al anfitrión no se consideraría genial. Consultada sobre este incidente y la forma en que los hombres y los niños son socializados, la especialista manifestó: “Independientemente del género, los humanos estamos conectados con emociones e impulsos para protegernos a nosotros mismos y a los demás cuando hay una amenaza real presente. Eso es evolutivamente adaptativo y parte de nuestra biología. Dicho esto, ayer estaba pensando en esto: me resulta más difícil imaginar a una actriz golpeando a una comediante que hizo un comentario o un chiste malo. Entonces empiezo a pensar: ¿el género es parte de esto? Creo, absolutamente, que los niños y las niñas reciben mensajes diferentes sobre la agresión y la violencia, y cómo estas se relaciona con su identidad desde muy pequeños”.

Entonces, ¿cómo se socializan de manera diferente los niños y las niñas en torno a la violencia? “Primero quiero reconocer que estamos enmarcando esto de manera binaria: hombres y mujeres. Dicho esto, creo que a los hombres y los niños históricamente, por lo general, se les ha dado el mensaje en diversos grados de que ‘ser fuerte’ es una característica crucial de la masculinidad. Vemos que esto se transmite incluso a los bebés”, dijo Precht.

Y añadió: “Es más probable que llamemos a los niños pequeños ‘fuertes’ y a las niñas ‘bonitas’. Esto continúa y crece a través de la niñez. Donde se vuelve más problemático es la forma en que la ‘fuerza’ se equipara con la agresión, en lugar de que la fuerza se trate de comunicarse y resolver problemas con palabras o incluso alejarse. La sociedad, me refiero a las familias y las escuelas, les dice a los niños que ‘sean hombres’ y se hagan valer de manera agresiva. La acción es el lenguaje que se les enseña con mayor claridad. A las niñas se les enseña —nuevamente, típicamente, históricamente— a llevarse bien, a mantener la paz y a no causar problemas. Es una diferencia llamativa que se manifiesta de muchas maneras diferentes a lo largo del desarrollo de un niño. Los niños de mi programa me cuentan sus experiencias con los acosadores en el patio de recreo y cómo estos niños emocionalmente sensibles pueden no mostrar agresividad y ser castigados muy claramente por sus compañeros y tal vez incluso por figuras de autoridad”.

Para la especialista, “a los niños se les enseña a defenderse y a ‘ser hombres’. Cuando no lo hacen, son castigados. Pero volvamos a la pregunta sobre la protección: ¿una mujer necesita ser protegida, con violencia, de un comentario? El uso de la agresión para ‘proteger’ cuando no se necesita protección es perjudicial tanto para hombres como para mujeres. proviene de la suposición paternalista de que la mujer necesita ser rescatada. Entonces, las mujeres capaces se ven socavadas, fragilizadas en esos casos. No conozco a Will Smith y no he hablado con él sobre esto, pero tengo curiosidad sobre lo que sucedió en ese momento. Porque me imagino que en un momento más fresco y tranquilo, reconocería que una broma no es en realidad una amenaza. Ahí es donde, como psicóloga, pregunto: ‘¿Qué pasó ahí?’”.

A partir del penoso incidente, las redes sociales se vieron inundadas de comentarios que hablan sobre cómo la violencia nunca es la solución, especialmente cuando el mundo se encuentra, literalmente, en guerra y ellos son personalidades que más de una vez velaron por la paz. Pero, ¿cómo ha cambiado esto en las últimas décadas tanto para hombres como para mujeres? “El cambio -continuó- es diferente para hombres y mujeres. En las últimas décadas, creo que las mujeres han visto más representaciones de sí mismas como poderosas. Hay un impulso por una representación más equilibrada de las mujeres, incluso frente a la oposición estridente a veces. Y, en lo que respecta a las mujeres, es difícil encontrar la otra cara de las representaciones igualmente equilibradas de los hombres, los modelos a seguir de la vulnerabilidad, las representaciones mediáticas de los hombres no agresivos”.

La frase “masculinidad tóxica” ha estado ganando fuerza, y según Precht, “el hecho de que esté incluso en nuestro léxico apunta a un cambio en la trayectoria. La gente está discutiendo el género y la identidad de género. Creo que los padres están observando las formas en que su propia socialización en torno a la ira y la agresión les está causando problemas. Pero cuando miramos alrededor del mundo, los hombres todavía afirman poder y fuerza a través de medios agresivos y violentos. Enciendo las noticias esta mañana y veo amplia evidencia de exactamente de lo que estamos hablando, tanto en nuestro país como en el mundo. Es difícil decir que las cosas están cambiando para mejor, y algunas personas pueden decir ‘no, no lo están haciendo’ cuando miran el mundo. Pero estoy buscando el ‘sí’ y la esperanza”.

“Cuando hablo de eso aquí con los niños, pienso en cómo puede ser desalentador, abrumador. Pienso en cómo cambiamos algo que es tan omnipresente, tan antiguo, tan global. Necesitamos impulsar el cambio, y podemos hacerlo de maneras pequeñas e individuales y en la forma en que pensamos y hablamos con los niños sobre las emociones y el comportamiento, la forma en que les damos ejemplo, la forma en que hablamos sobre las características queremos reforzar. Y podemos apoyar programas que muestren un modelo multidimensional más equilibrado para niños y hombres, y aprovechar parte de la esperanza que tenemos de cambio, para contrarrestar la oscuridad que vemos”, concluyó.