Pancho Villa y la masacre de mujeres y niños que ordenó en una estación de tren en Chihuahua

Pancho Villa y la masacre de mujeres y niños que ordenó en una estación de tren en Chihuahua

Pancho Villa fue un héroe revolucionario, sin embargo, tuvo algunos capítulos oscuros en su vida. (Foto: Gettyimages)

 

El 12 de diciembre de 1916 se llevó a cabo una masacre, ordenada por Villa, que involucró a mujeres y niños

El pasado 8 de diciembre del presente año, se dio a conocer que el próximo 2023 será el “Año del General Francisco Villa”, esto tras una votación mayoritaria de legisladores en la Cámara de Diputados. Fue con 453 votos a favor, 4 en contra y 14 abstenciones que se aprobó en lo general y en lo particular que el próximo sea el año del personaje histórico.

Por Infobae

Sin embargo, algunos legisladores que votaron en contra de la iniciativa, dieron a conocer el por qué de su decisión. Y es que, dijeron, Villa ordenó que muchas mujeres fueran violadas y asesinadas, por lo que no podían pedir que se pronunciara un año con su nombre por estos hechos.

La diputada Olga Luz Espinosa Morales, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) leyó la postura de las diputadas del partido en contra de que el 2023 fuera señalado como el “Año del General Francisco Villa”, pues dijo, en su lucha por el feminismo, rechazaron el dictamen por 102 feminicidios ordenados por Villa.

“Congruentes como lo hemos sido siempre en esta Cámara de Diputados con la lucha feminista, no olvidamos los 102 feminicidios autorizados por Francisco Villa y no podemos votar a favor un dictamen donde se reconoce a una persona que ha violentado a las mujeres de este país”, expresó.

En la Cámara de Diputados se aprobó que el 2023 sea el Año del General Francisco Villa. (Foto: Gettyimages)

 

Y es que si bien, Francisco Villa es recordado por muchos como un héroe nacional de la Revolución Mexicana, su historia también tiene partes oscuras que lo ponen como un villano. Un ejemplo de ello ocurrió en diciembre de 1916.

 

El primero de diciembre de ese año, las tropas de Francisco Murguía, un general carrancista, derrotaron a las fuerzas villistas en Estación Horcasitas, 40 kilómetros al sureste de la ciudad de Chihuahua, obligando a Francisco Villa a desalojar la capital del estado. La rabia del revolucionario por este descalabro habría de desahogarse pocos días después en una masacre sin paragón en la historia de México.

El 12 de diciembre de ese mismo año, las fuerzas villistas sorprendieron a las tropas del Segundo Batallón de la Segunda División del Norte, comandado por el teniente coronel Tirso Hernández, jefe del Estado Mayor del general Miguel M. Acosta, en la estación ferroviaria de Ciudad Camargo, 160 kilómetros al sureste de la capital del estado. A las seis de la mañana, el villista Baudelio Uribe, apodado como el Mochaorejas, ordenó abrir fuego contra los soldados reunidos alrededor de las fogatas. Luego de una hora de tiroteo, los villistas se apoderaron de varios trenes y apresaron a varios hombres de infantería que guarnecían la plaza. Luego de apoderarse de la ciudad casi sin resistencia alguna, las descargas de la fusilería villista se ensañaron con los heridos y prisioneros, e incluso el mismo secretario de Villa, José María Jaurrieta, describió la horrible escena:

“¡Que cuadro tan macabro presentaba la Estación Camargo! Si apartaba mi vista para no ver aquellos cuadros conmovedores dirigiéndola hacia el suelo, me encontraba manchas de sangre y cadáveres esparcidos de tramo en tramo; si intentaba refugiar mi mirada en los trenes, veía cómo los carros de caja destilaban hilos de sangre de aquella sufrida tropa acribillada a balazos.”

Villa ordenó matar a mujeres y niños

 

Muchos de los carrancistas iban acompañados por sus esposas, jovencitas de entre 15 y 20 años, arrancadas de sus hogares por el amor o por la fuerza. Estas soldaderas campesinas, provenientes de pueblos y barriadas miserables, seguían a sus hombres con todo y sus hijos. Los furgones carrancistas transportaban de población en población a una multitud famélica y enfermiza. Al recorrer los vagones para apoderarse de de las provisiones, armamento y cualquier cosa que pudieran encontrar, los villistas descubrieron en los últimos carros a un numeroso grupo de soldaderas, algunas de ellas con sus hijos en brazos.

Tenían poco de aprehendidas las soldaderas cuando un incidente desató la tragedia. Mientras Braudelio Uribe rendía parte a Villa de haber exterminado al destacamento enemigo y de haberse apoderado de seis mil pesos de la pagaduría carrancista, interrumpió en el lugar una mujer que corría precipitadamente hacia Villa, gritando y llorando. La mujer se hincó, abrió los brazos en cruz y rogó que no asesinara a su marido. Villa le preguntó que quién era su marido. “El pagador, un simple empleado de gobierno. Él no es combatiente y ese señor que está a su lado”, señaló a Uribe, “lo ha mandado con una escolta a un lugar desconocido”.

Pancho Villa y Emiliano Zapata | Foto archivo

 

Villa preguntó por el oficial y Uribe le respondió “Mi general, ya está en la olla.” La mujer del pagador se puso de pie con el rostro descompuesto, apretó los puños y llena de ira lanzó una andanada de insultos contra Villa y le dijo que por qué no la mataba a ella. Se dice que Villa desenfundó su revólver y le disparó en la cabeza. Este asesinato, sin embargo, no calmó la furia de Villa, quien a continuación ordenó al Mochaorejas que matara a todas las soldaderas prisioneras, por lo que fueron llevadas al barranco que se levanta frente a la estación, y ahí fueron asesinadas. Diversas fuentes cuentan que fueron entre 60 y 120 las mujeres asesinadas en aquella ocasión, muchas de ellas con sus bebés en brazos.

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