Espíritus que deambulan por la noche y objetos que se mueven solos: las actividades paranormales de un destacado teatro

Espíritus que deambulan por la noche y objetos que se mueven solos: las actividades paranormales de un destacado teatro

Cortesía

 

Cuando una persona trabaja desde hace varios años en un mismo lugar, se dice que conoce hasta el último recoveco de ese sitio, aunque hay algunas historias que rondan lo esotérico o paranormal, como lo ocurrido con un trabajador mendocino.

Por: Crónica





Esta historia tiene como protagonista a Néstor Roca, quien trabaja en el gigantesco teatro griego Frank Romero Day (en el cual se realiza la Fiesta de la Vendimia en Mendoza, Argentina) desde 1996, y lo conoce de punta a punta. De hecho, dice que muchas personas van a dejar cenizas de sus familiares ahí y que deambulan espíritus de artistas. No creía en nada de lo que ya es leyenda popular hasta que vivió situaciones escalofriantes, como una vez que dijo: “Me tocaron el hombro y cuando encendí la luz no había nadie”.

Cabe destacar que Roca es el encargado general de ese emblema mendocino, y asegura que su vida siempre estuvo atravesada por esa celebración y las paredes de ese imponente monstruo de cemento, donde por las noches también vive experiencias paranormales.

La primera vez que estuvo allí fue junto a su mamá, María Miranda, una costurera en el rubro del folclore que al jubilarse recibió una mención en la Fiesta “por su trayectoria, esfuerzo y dedicación”, y en 2011 se la distinguió por su aporte como “hacedora vendimial”.

“Ella me traía hasta la puerta cuando era chica y ya como empleado. Mi primera tarea fue barrer las gradas. Con el tiempo, Mariano Angélica, el encargado general de ese momento, me nombró como su mano derecha y me enseñó el oficio. La vendimia es casi todo en mi vida: estoy en este teatro todos los días y me genera mucha satisfacción”, admitió.

En ese lugar, además, vive las experiencias más asombrosas y un tanto terroríficas: se dice que por las noches, en el teatro griego deambulan los espíritus de ciertos artistas cuyo paso por allí hizo retumbar las gradas. “Una noche, caminaba y sentí que alguien me tocó la espalda, pero al prender la luz no había nadie”, asusta.

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