El 10 de junio de 1990 el vuelo BA5390 de British Airways despegó desde la ciudad británica de Birmingham con destino a Málaga, España.
Por: BBC
Preparados para volar por tres horas, el capitán Tim Lancaster y su copiloto Alaister Atchinson conversaban tranquilamente en la cabina cuando el avión alcanzó la velocidad de crucero.
Todo iba bien. La tripulación comenzó a preparar el servicio de comida, mientras los pasajeros se acomodaban en sus asientos en el vuelo que los llevaría a sus vacaciones bajo el sol mediterráneo.
Cuando habían pasado apenas 13 minutos desde el despegue, se escuchó un fuerte golpe en la cabina. En ese momento uno de los auxiliares de vuelo, Nigel Ogden, quien acababa de ofrecerles una taza de té a los pilotos, pensó que era una bomba.
“La descompresión explosiva hizo que toda la cabina se empañara como niebla por un segundo, luego el avión comenzó a caer en picada”, le dijo Ogden al periódico The Sydney Morning Herald.
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