España condena el asesinato del candidato electoral ecuatoriano Fernando Villavicencio

España condena el asesinato del candidato electoral ecuatoriano Fernando Villavicencio

El candidato presidencial Fernando Villavicencio participa en un mitin de campaña, minutos antes de ser asesinado hoy, en Quito (Ecuador). Villavicencio fue asesinado este miércoles durante un tiroteo mientras realizaba una acto de campaña en un céntrico sector de Quito. EFE/ STR

 

España condenó este jueves el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, a manos de presuntos sicarios, a la salida de un mitin electoral en Quito.

Periodista y exmiembro de la Asamblea Nacional, Villavicencio era uno de los ocho candidatos a la presidencia que concurrían a las elecciones generales extraordinarias previstas para el próximo día 20 en las que se elegirá al sucesor del conservador Guillermo Lasso.





En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores subrayó España “apoya el proceso electoral ecuatoriano, su democracia y a las autoridades de ese país para que se investigue esta trágica muerte y se juzgue a los culpables”.

Villavicencio, de 59 años, un periodista y exasambleísta que con sus investigaciones sobre corrupción se había convertido en uno de los enemigos más acérrimos del expresidente Rafael Correa (2007-2017), recibió una ráfaga de disparos al terminar un mitin de su campaña electoral que realizaba en un colegio de Quito.

El presidente Lasso decretó este jueves el estado de excepción durante 60 días en todo el país y ratificó que las elecciones generales extraordinarias se celebrarán el próximo 20 de agosto, como estaba previsto, pero con un despliegue de militares en todo el territorio nacional.

Desde algo más de dos años se reproducen a diario múltiples informaciones de asesinatos, matanzas, extorsiones, ataques con explosivos, entre otros delitos, que han sembrado terror entre los ecuatorianos.

Ecuador cerró 2022 con la mayor tasa de muertes violentas de su historia, al registrar 25,32 por cada 100.000 habitantes, la gran mayoría asociada, según el Gobierno, al crimen organizado y al narcotráfico, que ha ganado fuerza en la costa y ha convertido a los puertos en grandes trampolines para la cocaína que llega a Europa y Norteamérica. EFE