Abraham Sequeda: Una transición sin ministros

Abraham Sequeda: Una transición sin ministros

Venezuela se encuentra en los albores del cambio político en cuanto a un nuevo gobierno nacional y por supuesto al cambio de políticas públicas. Esto va a llevar necesariamente a modificar, crear, aplicar y evaluar un ordenamiento jurídico.

Este ordenamiento lleva consigo la redacción y aprobación de todos esos recursos legales, que van a darle forma al nuevo Estado. También existen potestades del Presidente de la República como jefe del ejecutivo nacional; ejecutivo que está constituido por el vicepresidente, los ministros y cualquier otro funcionario determinado por la Constitución Nacional.

Así pues, tenemos que el Presidente de la República debe, como es natural, nombrar a todos sus ministros nuevos. Aquí se presenta el primer elemento a considerar; si el ministro es nuevo, sin experiencia en estos cargos o con experiencia de años o desde el punto de vista biológico es de edad avanzada o es relativamente joven, todo eso no tiene importancia práctica. Ciertamente existen aquellos con experiencia de 25 años y muchos con experiencia de un año repetida 25 veces.





Ya se tiene claro que métodos tradicionales no llevarán al país a la situación deseada. Desplazar la estructura de poder gobernante es un paso determinante, difícil y extenuante; sin embargo, esto será solo el comienzo, una especie de remoción de escombros inservibles, pero lo mejor, lo que va a trascender en el tiempo, viene luego. En este punto es bueno hacer un paréntesis y advertir que el plan no contempla la imposición de una ideología o la elaboración del diseño de un tipo de población para su control.

Las características de la transición al menos en el caso de la conformación de los ministerios, se establecen sobre la eficacia de las funciones, el ahorro de recursos y la capacidad de gobernanza. Adicionalmente a esto, existe un factor limitante que es el tiempo; un tiempo para organizar y exponer ampliamente los efectos positivos y beneficiosos para la sociedad venezolana.

Entonces, se deben reducir y replantear los ministerios. Durante esta etapa se va a tolerar un ajuste del personal, reducción de gastos, y enseguida poner en marcha la transformación. Se puede pensar ahora que toda esta actividad es producto de los lineamientos de un ministro o quizás un “superministro”. Todos conocen que este tipo de figuras (supremas o únicas), han resultado peor que nada en el país.

Es incompatible actuar en el mismo plano conceptual de lo que hasta ahora han sido los ministerios en Venezuela, por lo que es menester concentrarse en ámbitos diferentes, decidir si es o no es necesaria una estructura y cuáles serán sus funciones, objetivos y alcance. Y como el elemento humano es tan susceptible sobre todo ahora y en un corto plazo a causa de lo ocurrido en un período para Venezuela azotada por la corrupción y la violencia en las instituciones, queda claro que dirigir lo que resulte como un ministerio, no será responsabilidad de uno sino de varios.

De forma enfática es prudente aclarar, que no se trata de tener más cargos que adjudicar por ser ahora un cuerpo asesor el que dirija en primera instancia cada ministerio que resulte justificado; sino de solidificar los procesos, y sobre todo evitar los señalamientos o debilitamiento de individualidades, por argucias montadas desde células subversivas remanentes, que en el curso de todo pudieran resultar de esta dura pero necesaria acción.

No debe existir ninguna duda para tomar las decisiones una vez llegado el momento. La inercia que impone la normalidad y la tradición no debe tener cabida, para tener oportunidad de superar los obstáculos, amenazas y algunos intereses insanos. Por eso la propuesta Liberal, no es una opción, es la mera forma natural de organizar a Venezuela y lograr el bienestar deseado y esperado.

@abrahamsequeda