Hugo J. Faria: Venezuela Tierra de Gracia

Hugo J. Faria: Venezuela Tierra de Gracia

Mucho tiempo sin leer desde Venezuela un conjunto de medidas no socialistas que en principio podrían colocar a Venezuela en una senda sostenida de crecimiento político y económico. Les deseo a los coautores, empezando por Maria Corina, los mejores resultados posibles para los ciudadanos venezolanos, y en particular para el equipo Venezuela Tierra de Gracia.

Observo una profunda convicción en abatir a la brevedad posible la inflación, la cual aflige particularmente a los ciudadanos de bajos recursos. Lamentablemente son la mayoría de los venezolanos.





Creo que los más expedito para empezar sería una dolarización estilo Ecuador, El Salvador y Panama. Cuando los venezolanos palpen que la dolarización va, las expectativas inflacionarias se disminuirán con mayor celeridad comparado con la reducción de expectativas que generaría el BCV dado sus numerosos fracasos antiinflacionarios desde mediados de la década de los setenta como consecuencia de la fragilidad institucional, (reglas del juego), que agobian al país. Por ejemplo, la supuesta independencia del BCV. Como segunda posibilidad, cabría la adopción de un tipo de cambio fijo e irrevocable, estilo Hong Kong y el mismo BCV antes de la década de los sesenta.

El video en YouTube Tierra de Gracia se trajina con gran énfasis un estado al servicio de los ciudadanos. Esta importante practica es clave para el éxito del proceso democrático. Ergo, permitir que los esfuerzos y sacrificios laborales de venezolanos sean remunerados en dólares es la solución mas consistente con un estado al servicio del los ciudadanos. Esto se debe a que el devengar sueldos en dólares es el mecanismos que mas protege el fruto del trabajo del ciudadano común.

Finalmente, una vez derrotada la inflación, sugiero permitir la circulación de otras monedas como el Euro, el Franco Suizo, la Libra Esterlina y el mismo Bolivar. Existe una moneda estable que es el dólar. Empecemos con el dólar para derrotar la inflación. No es necesario esperar por la estabilidad del bolívar y tampoco debemos esperar que el BCV derrote la inflación para luego permitir el curso legal de otras monedas. Es decir, pongamos los caballos delante de la carreta y no al revés.