¿Cuántas horas se trabajaba en la Edad Media?

¿Cuántas horas se trabajaba en la Edad Media?

La boda campesina de Pieter Bruegehl. Wikimedia

 

No es cierto que cada vez trabajemos menos. Está muy extendida la idea de que la historia ha sido un proceso en el que los trabajadores han ido ganando cada vez más derechos y mejores condiciones laborales. No discutiremos acerca de la calidad de vida y las comodidades que el ser humano ha logrado gracias al progreso, pero en lo que se refiere estrictamente a las horas de trabajo, hoy día trabajamos más que en la Edad Media.

Por: Muy interesante





La vida a otro ritmo

¿Has estado alguna vez en un pueblo o aldea rural y has sentido que el tiempo va más lento? He aquí una clave importante. Si hablamos de la clase trabajadora durante toda la etapa preindustrial, en concreto la clase no privilegiada de la Edad Media, la mayoría se ganaba la vida trabajando en el campo y un porcentaje menor tenía oficios como artesanos, albañiles o mineros. Tanto la agricultura y la ganadería como la artesanía son labores lentas. Desde luego están muy lejos de la vorágine acelerada que vivimos hoy día en nuestras jornadas laborales urbanitas inmersas en un sistema capitalista que sólo encuentra el éxito en producir y ganar hoy más que ayer pero menos que mañana. Por lo que el ritmo de trabajo en la Edad Media era mucho más pausado en términos generales y dedicaban menos horas diarias de las que tendemos a creer.

Juliet B. Schor es una economista y profesora de Sociología en el Boston College de Estados Unidos que ha dedicado sus esfuerzos a estudiar la historia del tiempo de trabajo y sus tendencias. Es autora del libro “The Overworked American: The Unexpected Decline of Leisure”, donde defiende que:

“Uno de los mitos más duraderos del capitalismo es que ha reducido el trabajo humano. Este mito suele defenderse comparando la semana moderna de cuarenta horas con su contraparte de setenta u ochenta horas del siglo XIX. La suposición implícita (pero rara vez articulada) es que el estándar de ochenta horas ha prevalecido durante siglos. La comparación evoca la triste vida de los campesinos medievales, que trabajaban sin descanso desde el amanecer hasta el anochecer. Se nos pide que imaginemos al artesano oficial en una buhardilla fría y húmeda, levantándose incluso antes del sol, trabajando a la luz de las velas hasta altas horas de la noche. Estas imágenes son proyecciones retrospectivas de los patrones de trabajo modernos. Y son falsos”.

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