Así es el “narcotour” para sentirse Pablo Escobar por un día en Colombia

Así es el “narcotour” para sentirse Pablo Escobar por un día en Colombia

Los inmuebles son propiedad de un canadiense y están avaluados en más de dos mil millones de pesos. | Foto: Diego Andrés Zuluaga

 

Un exclusivo condominio de El Peñol (Antioquia) fue convertido en un teatro para que extranjeros se sintieran narcotraficantes por un día. SEMANA recorrió el inmueble y accedió al testimonio de los testigos que salpican al supuesto promotor del libreto: Sacha Lemaire, un canadiense que se codeó con la farándula paisa.

Por Semana





Según la investigación de la Policía nacional, el tour incluía damas de compañía, consumo de cocaína, contacto con animales exóticos y manipulación de armas de fuego.

Al parecer, en el negocio estaría involucrada la banda criminal La Terraza, que está construyendo un imperio criminal con las redes de trata de personas en el Valle de Aburrá. Bajo la lupa de los detectives hay dos mansiones localizadas a un pie de la represa de Guatapé con una vista privilegiada hacia la Piedra del Peñol y alejadas de la zona urbana, cuyos valores son superiores a los dos mil millones de pesos.

Los predios están escondidos detrás de una montaña, posible epicentro de apología al crimen. Los asistentes frecuentes eran ciudadanos estadounidenses y canadienses que pagaban en dólares para disfrutar de las excentricidades de un delincuente adinerado colombiano. Las invitaciones circulaban por medio de mensajes directos en WhatsApp y Facebook, para no llamar la atención de las autoridades.

En el expediente que reposa en la Fiscalía se indicó que los extranjeros eran recogidos en el aeropuerto internacional José María Córdova de Rionegro y se desviaban hacia la zona de embalses; allí iniciaban las fiestas sin restricciones, pues el todopoderoso y dueño del orden sería Sacha Lemaire, quien carga con antecedentes judiciales.

Las jóvenes usaban ropa ajustada, se colgaban de los hombros de los sujetos y bailaban al ritmo del reguetón; en medio del descontrol, se ubicaban en amplios balcones para lanzar disparos a cielo abierto, a plena luz del día, sin importar los caseríos que tenían al frente, y coreaban el nombre de Pablo Escobar.

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