Enrique Prieto Silva: El intervencionismo en Venezuela

Enrique Prieto Silva: El intervencionismo en Venezuela

Antes dijimos que, hemos tenido varias discrepancias y muchas más oposiciones por nuestra terquedad de considerar inconveniente, tal vez torpe, la insistencia en solicitar, apoyar y hasta rogar la solicitud de intervención en Venezuela para resolver nuestra diatriba política.

Han sido muchas las causas de esta solicitud a la cual siempre nos hemos opuesto, fundamentado en los principios constituciones de la República, entendiendo que, “La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y ‘la autodeterminación’ nacional.”; y, entendiendo esto, pensamos en la doctrina y el elemental conocimiento de la intelectualidad ciudadana, que desecha la subordinación y la tutela externa en el manejo de nuestra política, que es la orientación del gobierno, que como dice la Constitución, “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.”

Pero de mayor relevancia es el contenido del artículo 5 constitucional, en el que se expresa que, “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.”





Con este entendido, no podemos apoyar ni estar de acuerdo con la idea, de que regímenes de otros Estados o asociaciones de Estados, regulen o intenten regular la acción gubernamental del de Venezuela, sea como fuere elegido o impuesto su gobierno, ya que tal acción denigra del pensamiento libertario, demócrata y nacionalista del venezolano, cuyas virtudes se arropan con los valores de patria y libertad, que aunque son valores donde siempre surgen dilemas discutibles, solo corresponde dilucidar su orientación dentro de sus círculos sociales y políticos.

No se requiere pensarlo dos veces para entender que, cualquier venezolano que ame y sienta su gentilicio y gallardía, mal puede pensar que vendrá una fuerza extranjera a sacar al presidente y dejar libre el camino para que vuelvan los líderes políticos a discutir balandronadas de su puesto de mérito para optar a la candidatura. 

Lo repetimos: ¡Da risa, por no decir vergüenza!, oír voces agoreras que nos dicen: “como hicieron en Panamá o en Irak”. Aquí, de la risa o la vergüenza, pasamos a sentir tristeza, ya que no concebimos tanta ignorancia insípida por depravada en venezolanos y hasta militares, que se apertrechan en su guarimba sin pundonor ni desparpajo, para arrostrarnos en la cara nuestra ignorancia pueril e incrédula. 

En algún momento se confundió la necesidad de la ayuda humanitaria, con el aprovechamiento para la intervención, pero ha sido de gravedad que, algunos lideres políticos nacionales con su prosa discursiva, hayan engañado a sus seguidores con ideales vistosos aparentemente virtuosos, pero hayan desviado su discurso a solicitar o apoyar les llamadas “medidas” económicas confundiendo el interés político con la necesidad del pueblo.

En esta lucha, que hoy se ve con características positiva, seguimos insistiendo en la crítica de la antipolítica y luchando con mayor brío contra la mala política, sin embargo, creemos que no es justo, que muchos vivan esperando la libertad y otros mueran creyendo que ella solo lo lograremos con la intervención.

Debemos entender, que la democracia en Venezuela está viva, pero secuestrada por un malandraje que lucha por mantenerse en el poder ayudado hasta ahora por el error opositor de llamar a la abstención. Como dijimos antes: ¡No participar en la batalla por falta de condiciones es igual que rendirse al enemigo! Es cierto, como dicen versados economistas venezolanos: “Se puede fundamentar la acción política en el apoyo internacional, pero no debemos depender exclusivamente de él perdiendo nuestra independencia y capacidad de acción individual; podemos concentrarnos fundamentalmente en el trabajo político interno, fortaleciendo las redes sociales y políticas y desarrollando liderazgos conectados con las demandas y sino una transición dura, difícil y costosa, que requiere tiempo, inteligencia, pasión, apertura, integración y perdón”. 

No debemos olvidar que: “Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”.

@Enriqueprietos