Abraham Sequeda: Un derroche de sanciones

Abraham Sequeda: Un derroche de sanciones

Buena parte de las personas de una sociedad saludable y sostenible en el tiempo, tienen nociones del valor del trabajo, el estudio, del ahorro en sus distintas modalidades, el esfuerzo físico e intelectual para alcanzar metas trazadas en la vida, tanto en corto plazo como mediano y largo.

Una buena proporción de ciudadanos tendría la dedicación y motivación, también las cualidades de administrador, negociador y estratega para comenzar una empresa. Respetuosos todos de las normas establecidas en distintos ámbitos de las actividades de un país, garantizando una completa, transparente y eficiente institucionalidad.

En virtud de las mismas capacidades y potencialidades de cada individuo, como de asociados en empresas que puedan producir, generar mejoras y alternativas de servicios y productos a su entorno, se debe demostrar en conjunto una elevada sensibilidad y responsabilidad por los servicios básicos, para que toda la población posea calidad de vida y entonces la oportunidad de generar también bienestar.





Esto es lo sano, lo conveniente, organizado y perdurable; aunque de vez en cuando estructuras “políticas” que ostentan el poder en un país, puedan elaborar tan obscenos mecanismos de control, dominación y embriaguez de calamidades a todos sus habitantes, y sobre todo el manejo de una repulsiva propaganda de distorsión de la realidad, más una enorme pedantería provocando la confusión con el fin de limitar la acción y el desenvolvimiento efectivo de cada persona.

Más concretamente, con una muy bien pagada publicidad para establecerse como víctimas de sanciones, las consecuencias generadas, penurias, calamidades y dolencias de seres humanos que tienen dichas sanciones, según esa narrativa se trata de un hecho exclusivamente de origen externo.

En profundidad, si semejante problema se tratara como hecho puntual para la economía de una nación, entonces ¿cómo se justifica la abrumadora presencia de grandes cantidades de recursos económicos muy bien dirigidos en pequeños grupos de lisonjeros?

Siendo en realidad un problema que pone en riesgo la sobrevivencia de seres humanos ¿qué razones existen para que monigotes exhiban lujosas propiedades, sin que haya la menor concordancia con las características citadas al inicio del texto? Si es cierto que se está viviendo un viacrucis de necesidades ¿cuál es la finalidad de tremendas ferias “deportivas” con derroche de tecnología automotriz?

Por supuesto que existen miserables disfrazados de empresarios, los cuales junto a sus jefes políticos han ejercido una irrespetuosa forma de actuar frente el resto de los habitantes, como si la providencia del intelecto y los negocios estuviese posada sobre sus cabezas; para ser honestos, solo merecen el destierro desde la condición de ser humano.

Parece farándula pero lamentablemente es en serio, está pasando y desde hace tiempo; solo que, entre la pandemia y “sanciones”, se pisoteó la constitución para hacer alarde de leyes con vicios de validez y ridículas, utilizadas para perseguir a cualquiera, menos por supuesto, a aquellos que con ligeras comparaciones, sus fortunas bien pudieran generar, por ejemplo, un robusto fondo de pensiones.

Afortunadamente todo ha comenzado a dirigirse de forma sólida hacia otro destino para la nación, y no es otra que la recomposición del Estado y la aplicación de los preceptos de libertad ciudadana con un fuerte soporte institucional.

@abrahamsequeda