Guido Sosola: Nos faltan viejos

Guido Sosola: Nos faltan viejos

Guido Sosola @SosolaGuido

El sector social que condujo por excelencia a las antiguas sociedades, sin duda alguna, fue el de los más viejos entre los viejos. Y no tanto por el testimonio de supervivencia, siendo tan precarias las condiciones de vida, como por la experiencia acumulada. Un hecho tan universalmente dado, corrobora aquella sentencia popular de que más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Es en los míticos sesenta del siglo veinte que insurge y compite el sector juvenil o más juvenil, con el resto de los grupos etarios: así, la revolución de los prósperos países occidentales se hizo generacional, mientras que, en Venezuela, por ejemplo, fue decididamente democrática para abrir un ciclo inédito en nuestra historia, no sin lidiar con ese colosal fracaso en el que se convirtió Cuba. Las superestrellas del rock de veintitantos años, hoy octogenarias y que nunca dejaron la tarima por sabios (esto es, por viejos), como Miguelito Jagger, representaron una pretendida quiebra político e histórico a la postre falaz.

Las aguas volvieron a su nivel, por lo menos, en este país, hasta que saltó el siglo XXI. Los treintañeros de inicio de la centuria decretaron que todo cuarentón debía retirarse ipso facto de la política (el resto de la sociedad civil que siga con sus “pures”), para – luego y muy luego – redondear una paradoja: ahora, con firme rumbo a los sesenta años de edad, aquellos que fracasaron donde el cuarentón Hugo Chávez ganó, no aceptan siquiera la derrota.





Grosso modo, este es el preámbulo cultural a una situación como la actual: por estos años ha habido un cambio demográfico dramático en Venezuela. Yéndose del país, nos están faltando jóvenes; quedándose en el país, nos están faltando viejos.

Esta otra paradoja, referida a los vejucones, excepto las brillantes y tercas excepciones, apunta a una ausencia en la opinión pública que, bajo dictadura, es fundamentalmente digital, como al predominio de los más muchachos que saben más por muchachos que por … muchachos. Eran otros los tiempos en los que, quienes fuimos jóvenes, aunque no lo crean, por mucha que haya sido la distancia política e ideológica, igualmente contamos con la orientación pública de venerables ancianos como Luis Beltrán Prieto Figueroa, Eleazar López Contreras y la inspiración de Fernando Paz Castillo.